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martes, 8 de abril de 2014

EL HUERTO EN PRIMAVERA

Arte y Jardinería Diseño de Jardines

Primeras labores del huerto


Estamos saliendo del riguroso invierno, las pulsaciones vitales se aceleran y toda la naturaleza comienza a dar signos de clara transformación. En primavera todo va muy de prisa y el horticultor no puede dormirse y aletargarse en la pereza invernal.

El huerto empieza a despertar y, a pesar de alguna helada tardía y de las posibles lluvias, los días de buen tiempo primaveral nos animarán a realizar nuevos bancales y a sembrar o trasplantar en los que preparamos durante el invierno.

En estas fechas, tal vez tengamos alguno de los bancales con abono verde florecido (vezas o habas forrajeras), señal de que es el momento de triturarlas y dejarlas descomponer un tiempo sobre la tierra, integrándolas ligeramente con labores superficiales cuando presenten un cierto grado de deshidratación. Antes de la operación de siega o de triturado del abono verde, podemos esparcir una cierta cantidad de compost – de 1 a 4 kg por m2 – en función del cultivo que vayamos a realizar en esas parcelas.

Conviene experimentar la práctica de plantar las matas de tomates, pimientos, berenjenas e incluso coles o lechugas directamente en los bancales en los que ha sido triturado el abono verde junto al compost, sin mezclar – o sólo ligeramente – con la tierra del bancal, dejándolo todo como compostaje en superficie. Recordemos que el 40% de la masa vegetal que crece en un espacio determinado está compuesto por las raíces de las plantas; por lo que esas raíces del abono verde en descomposición aportarán, a largo plazo, gran cantidad de nutrientes a nuestras plantas cultivadas, como el nitrógeno sintetizado por las bacterias nitrogenadoras de las leguminosas empleadas.

Pensemos ya en los acolchados: quizás convenga empezar a cubrir aquellos bancales que destapamos en invierno para que recibieran algo de radiación solar adicional. Con el incremento de las temperaturas se incrementa el nacimiento de las semillas de hierbas presentes en la tierra de cultivo, por lo que la oscuridad que ofrece la sombra de la paja u otros restos orgánicos que componen el acolchado impedirá la germinación de las mismas y nos ahorrará trabajos posteriores de desherbado o control de las adventicias. Naturalmente, excluiremos del acolchado los bancales que destinemos a la siembra directa – zanahorias, judías, etc. –, aunque siempre cabe acolcharlos con un dedo de mantillo o con compost muy descompuesto que, además de mantener la humedad necesaria para la germinación, hará de acumulador de la radiación solar – color negro – protegerá ligeramente la tierra del frío nocturno e inhibirá el desarrollo de las hierbas adventicias.

En las zonas frías hay que planificar las siembras y demás labores de cara a la nueva temporada. Conviene empezar preparando los semilleros protegidos o de cama caliente, para tomates, pimientos y berenjenas que, como solanáceas que son, requieren unas condiciones más cálidas que otras plantas menos sensibles al frío, como las lechugas, las escarolas o las coles.

De hecho, tanto en semilleros protegidos como en plena tierra, en la mayoría de regiones podemos realizar siembras de lechugas, zanahorias, coles, acelgas, remolachas rojas, nabos, rabanitos o espinacas. En las zonas templadas y cálidas nos atreveremos con las judías de mata baja o los calabacines. Sembraremos melones y sandías en semilleros protegidos.

Trasplantaremos a plena tierra – cuando calculemos que ya no habrá más heladas – tomateras, berenjenas, pimientos, calabacines y calabazas. Los melones y las sandías los trasplantaremos en abril o mayo.

Vigilaremos a menudo los semilleros protegidos y los invernaderos; los días muy calurosos tendremos que abrirlos y ventilarlos bien, y los días fríos y por las noches, será conveniente cerrarlos e incluso cubrirlos con alguna protección especial (manta vieja o estera), acordándonos de destaparlos en cuanto salga el sol.

Aprovecharemos los días en la fase de luna llena (o periodo de luna descendente) para voltear los montones de compost realizados durante el otoño o el invierno, pudiendo mejorar su composición o textura, con adicción de cenizas o de cal, si se trata de una tierra ácida, o con arena porosa (perlita, vermiculita) o fibras de coco, si es una tierra arcillosa, compacta o muy pesada.


Fuente: Agenda del huerto y el jardín ecológicos
Mariano Bueno y Jesus Arnau
Editorial: Integral



jueves, 5 de septiembre de 2013

Medidas preventivas en Agricultura

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES


ENEMIGOS QUE DEBEN COMBATIRSE EN AGRICULTURA



En Agricultura, si actúa con prudencia, respetando la rotación de sus hortalizas, gestionando bien los riegos, etc., su huerto no debería de sufrir infestaciones importantes.


Medidas preventivas

Adquiera la costumbre de inspeccionar cada día su huerto, aunque sólo sea en una visita rápida, para poder descubrir la eventual aparición de un inicio de infestación parasitaria. Con ello podrá intervenir, si es necesario, de un modo preventivo. En esta fase inicial, la eliminación de algunas hojas afectadas por la presencia de mohos puede ayudar a detener la infestación. Si esta medida no bastara, podrá realizar un tratamiento químico preventivo. Estos tratamientos son especialmente aconsejables para proteger los puerros contra el ataque de una pequeña mariposa, la polilla del puerro. Asimismo, tan pronto como aparezcan los primeros síntomas, no se olvide de tratar sus tomateras y sus patateras contra enfermedades como el mildiu, sobre todo con tiempo húmedo y caluroso.

Respetar los animales útiles

No espante ni expulse las especies animales que pueden ayudarle a proteger sus cultivos. Éste es el caso de las abejas, las mariquitas, los escarabajos
dorados y otros carábidos, las ranas y los sapos, que consumen grandes cantidades de babosas, y los erizos y la mayoría de los pájaros, que son grandes devoradores de larvas.

La lucha contra las babosas

Al igual que los caracoles, estos moluscos constituyen una preocupación permanente para los jardineros y horticultores, ya que son capaces de transformar rápidamente toda una hilera de bonitas lechugas en un verdadero encaje poco apetitoso. Para controlarlas, disponga en el suelo, cerca de las hortalizas de hoja más frágiles, pequeños montones de granulados a base de metaldehído, un producto especializado para los caracoles y babosas. Ponga estos montones bajo una teja para que sus perros y gatos no los husmeen y corran el riesgo de envenenarse. Una solución más ecológica consiste en depositar al atardecer, en medio de los cultivos cuando el tiempo es húmedo, viejos sacos mojados que servirán de refugio a los moluscos y que podrá eliminar a la mañana siguiente.

La protección contra los pájaros golosos

Los pájaros son útiles para el huerto salvo en el momento en que empiezan a salir fresas. Protégelas, así como los parterres que alojen semillas frágiles, cubriéndolas con una red de fibras sintéticas que mantendrá en su sitio mediante cordeles o estacas.

Precauciones durante los tratamientos químicos

Si decide tratar químicamente algunas de sus hortalizas o si realiza un
desherbado químico, tome las precauciones necesarias. Siga con atención las instrucciones indicadas en el embalaje del producto elegido y verifique, en particular, durante cuánto tiempo éste continuará siendo activo en el suelo, más aún si se plantea sembrar otras hortalizas. Aplique el producto cuando no haga viento para que no vaya a parar a las plantas vecinas. No incremente las dosis de empleo prescritas con la esperanza de aumentar así las probabilidades de éxito de su intervención. Tenga en cuenta que en los terrenos en pendiente, los productos químicos tienden a ser arrastrados hacia abajo por el agua de lluvia durante los chaparrones intensos. No fume ni coma mientras aplique los productos, y no se frote los ojos.

Para el equilibrio de su huerto sería muy perjudicial que se contentara con cultivar apenas 2 o 3 hortalizas, ya que entonces correría el riesgo de empobrecer el suelo y de que se desarrollasen enfermedades difíciles de detener. Un huerto digno de este nombre deberá acoger un buen número de especies vegetales. En ciertos casos, sin embargo, el tipo de suelo o el clima de la zona donde lo cultiva le obligarán a limitar el número de especies a elegir. 

La esparraguera, por ejemplo, sólo puede crecer en suelos arenosos, y a la berenjena, por su parte, le será difícil crecer en el norte y noroeste de España… Además de optar por una cuantas especies clásicas como la patata, la zanahoria y la judía verde, podrá recurrir a hortalizas menos corrientes o que no suelen cultivarse desde antiguo como el ñame de China, la alcachofera china o el alquequenje peruano, y disfrutar con ello al tiempo que diversifica su huerto.




Fuente: El Horticultor de la A a la Z
Michel Caron

Ediciones Omega



jueves, 29 de agosto de 2013

El Manzano. Malus domestica

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

El Manzano, su Historia, características y variedades


Árbol de hasta 10 metros. Esperanza de vida: de media a larga. De hoja caduca, resistente, a veces autofértil. Frutos: de hasta 15 cm, esférico, de verdes a amarillos o rojo. Propiedades: vitamina C.




Las manzanas Malus domestica son selecciones complejas e híbridos de M. pumila con M. sylvestris y M. mitis. Por eso la forma de la fruta va de la esfera de la Gladstone y la Granny Smith a las esferas aplanadas de la Bramley y la Mére de Menage o la forma prácticamente cónica de la Spartan, Golden Delicious y Worcester Pearmain. El color puede ser verde, amarillo, naranja escarlata o de rojo oscuro a casi púrpura. La textura puede variar de crujiente a blanda y pueden ser jugosas o secas, ácidas o insípidas, amargas, sosas o aromáticas. Todas las manzanas tienen un abollón en el rabillo, los restos de la flor en el otro extremo y un corazón central duro, con varias semillas marrones. Son comestibles en pequeñas proporciones, aunque hay constancia de una muerte por la ingestión de una gran cantidad, ya que contienen una pequeña cantidad de cianuro.

A menudo los árboles se convierten en partes pintorescas del paisaje, especialmente si se encuentran en un huerto. Suelen torcerse y deformarse si se dejan crecer a su aire. Tienen hojas suaves sedosas y nunca son brillantes, como las hojas de los perales. Las flores son a menudo rosas con matices rojos, o blancas como la nieve.

Las manzanas son originarias de la Europa templada y Asia. Se han recolectado en estado silvestre desde la prehistoria y eran conocidas por los antiguos fenicios. Cuando Varrón condujo a su armada hasta el Rin, en el siglo I a. C.,
cada región tenía sus manzanas. Los romanos potenciaron su cultivo, así que, aunque Cato sólo había mencionado media docena de variedades en el siglo II a. C., Plinio ya conocía tres docenas en el siglo I d. C. En la Edad Media se produjo un declive en el cultivo de manzanas en Gran Bretaña y sólo se mencionan un pomerium (huerto), en Nottingham, en el libro de censos Domesday. Sin embargo, el interés creció después de la invasión nomanda.

Las variedades Costard y Pearmain son las primeras mencionadas en el siglo XII y XIII, y en el año 1640 Parkinson registró casi cinco docenas de variedades. En 1669, Wordlidge incrementa el número hasta 92, la mayoría manzanas para sidra. En el libro Dowming´s Fruits, impreso en 1866, se recopilan 643 variedades. Actualmente disponemos de más de cinco mil variedades de manzanas, que representas unos dos mil clones distinguibles. Podemos disponer fácilmente de varios centenares mediante viveros especializados, aunque sólo media docena se cultivan a escala comercial.

Esta repentina explosión en el número probablemente se debió a la expansión de las colonias. Las mejores variedades de manzaneros de Europa mutaron y se mezclaron al propagarse por Norteamérica, y, posteriormente, por Australia, y al volver, se volvieron a mezclar.

Actualmente, las manzanas se cultivan de forma extensiva en las regiones templadas de todo el mundo. Se cree que las primeras manzanas de Norteamérica se plantaron en Governor’s Island, en el puerto de Boston, pero la Massachussets Company pidió semillas en 1629 y en 1635, y el Sr. Wolcott escribió que había obtenido 200 litros de sidra con las nuevas manzanas de su huerto.

Cultivo

Los manzanos son árboles maltratados. Prefieren un terreno fértil, húmedo, bien drenado, pero se plantan prácticamente en todas partes e, incluso así, a menudo crecen bastante bien. Lo que no soportan es estar anegados, ni crecer
donde creció un antiguo manzano ni cerca de otros que hayan estado plantados durante tiempo, ni tampoco estar en rincones fríos y húmedos. La mejor forma de polinizarlos es plantando más de tres variedades, ya que muchas manzanas son incompatibles entre sí, habiendo variedades diploides y triploides con diferencias irreconciliables entre sus cromosomas. Un Cox y un Bramley no darán fruto por sí mismos, pero si añadimos un James Grieve, los tres fructificarán. Los manzanos silvestres a menudo son buenos polinizadores de árboles comunes.

Cultivo bajo cubierta de vidrio

A los manzanos no les gusta crecer permanentemente en invernaderos, ya que necesitan el frío del invierno y son más susceptibles a plagas y enfermedades, sobre todo con el calor y la sequedad, aunque se les pueden aplicar los remedios habituales. Algunas variedades francesas, cómo la clásica Claville Blanche d’Hiver, en Gran Bretaña sólo crecen bien a cobijo.

Cultivo en recipientes

En muchos rizomas enanizantes, las manzanas crecen fácilmente en macetas. Se deben podar a conciencia en invierno, y en verano los brotes alargados se deberían cortar, por lo que no es muy aconsejable que se cultiven en macetas las variedades de brotes cortos con inflorescencias. Se han desarrollado variedades especiales para crecer en recipientes que precisan de poca poda.

Valor ornamental y fauna

La floración rosa y blanca es fantástica a finales de primavera. Las flores son apreciadas por los insectos y las manzanas, importantes para los pájaros.

Calendario de mantenimiento

Primavera: quite las malas hierbas, aplique un acolchado, y fumigue con una solución de algas mensualmente.
Verano: aclare la fruta, realice la poda de verano, fumigue con una solución de algas y aplique cintas pegajosas en la corteza.
Otoño: utilice las frutas de menor calidad, reserve las mejores para almacenar.
Invierno: realice una poda severa, añada compost en grandes cantidades, retire las frutas marchitas.

Reproducción

Las semillas de manzana raramente producen árboles frutales de calidad; sin embargo, muchas de las mejores variedades fueron almácigos por casualidad. Los manzanos se injertan o se hacen brotar en diferentes rizomas según el
lugar y el tamaño del árbol que se busque. Pocos crecen a partir de sus propios esquejes en sus propias raíces o como estándares en almácigos de portainjertos, ya que éstos producen árboles muy grandes adecuados únicamente para ser plantados en prados de pasturas.

Los portainjertos restrictivos son más adecuados para los huertos domésticos y crecen lo suficiente en portainjertos más enanizantes es el M27, útil para el cultivo en recipiente, pero estos enanos se deben arrodrigonar toda su vida y las ramas empiezan a salir a tan poca altura que es imposible cortar la hierba o
cultivar debajo de ellos. El M9 produce un árbol de 2 m, que también se debe arrodrigonar, aunque es bueno para darle forma de cordón. Con estos portainjertos tan enanizantes, los árboles no prosperan muy ben en terrenos pobres ni durante períodos de sequía. El M26 es más grande, alcanza los 2,8 m y se debe arrodrigonar, pero probablemente sea el más adecuado para los jardines de tamaño reducido. Necesita 3 m por cada lado. El MM106 es mejor en terrenos pobres, y en buenos terrenos se mantiene compacto a unos 4 m; necesita una distancia de 4,5 m entre árboles.

Poda y formación

Los manzanos a menudo se dejan crecer y producir frutos durante años con la única poda de saneamiento una vez se ha formado el tallo principal. Puede que se tengan que podar en invierno, y en verano se recupere el sistema de espolones, se creen estructuras de prácticamente todas las formas posibles, aunque raramente se le dé forma de abanico. Para conseguir manzanas bellas y
productivas es mejor darles forma de espaldera; para conseguir el máximo número de variedades, como cordón; de forma fácil y cómoda, como árboles pequeños de copa abierta. Algunas variedades, especialmente muchas de las frutas tempranas, tienen brotes cortos que presentan inflorescencias.

Es mejor que sólo se realice una poda de saneamiento, ya que una poda severa eliminaría las inflorescencias. Se pueden cultivar en un sistema de sustitución, como se hace con los melocotoneros, pero implica mucho trabajo. El aclareo es tan importante como la poda. La eliminación de las manzanas abarrotadas y congestionadas, dañadas y enfermas mejora el tamaño y la calidad de las manzanas restantes y evita las cosechas bianuales. Aclare antes de que se produzcan las caídas de junio y repítalo dos veces más, disponiendo de las manzanas rechazadas para destruir cualquier plaga.

Control de malas hierbas, plagas y enfermedades

La manzana es la fruta que se cultiva más habitualmente en la mayoría de las zonas. Por eso ha desarrollado un ecosistema completo de plagas y enfermedades a su alrededor. Aunque tienen muchos problemas, se las arreglan para producir enormes cantidades de fruta durante muchos años, a menudo en condiciones adversas. Un crecimiento vigoroso es esencial, ya que reduce muchos problemas, especialmente el chancro. Las plagas más comunes precisan de los remedios habituales, pero los manzanos padecen algunas especialidades molestas. 

Los agujeros en las frutas pueden estar causados por dos plagas. El barreno normalmente provoca agujeros en el corazón de la fruta, eliminando sus
excrementos en el extremo de la flor. Se pueden controlar preparando trampas con bandas de cartón ondulado, trampas de feromonas, pulverizadores autorizados durante la floración, y con higiene, eliminando y destruyendo las manzanas afectadas durante el aclarado. Las fumigaciones autorizadas se pueden realizar una vez se haya formado la flor, y también es efectivo tener aves libres por el huerto. Muchas variedades son resistentes al ribazo. Si se produce, primero afecta a las hojas y a continuación a la fruta y, como la momificación y el chancro, se propaga a través de las manzanas marchitas y la madera muerta.

Es peor en zonas húmedas. Todos estos problemas y mildius, se controlan mejor con medidas higiénicas, manteniendo los árboles vigorosos, regados correctamente, con acolchados y bien podados. El pulgón lanígero se puede fumigar o frotar con un jabón neutro o con derris elliptica. Las cintas pegajosas aplicadas en la corteza controlan muchas plagas durante todo el año, especialmente a finales de verano y principios de otoño. Los pájaros, las avispas y, a veces, las tijeretas también dañan a las manzanas, así que para obtener una fruta perfecta, cúbrala con bolsas de papel.

Cosecha y almacenamiento

La mejor forma de comer manzanas tempranas es recién cogidas del árbol. Raramente se conservan mucho tiempo y se ablandan a los pocos días. La mayoría de manzanas de media temporada es mejor comerlas a medida que maduran en el árbol, pero muchas se conservarán durante semanas si se recolectan antes de que estén completamente maduras, y se almacenan en un lugar fresco. Las que más se conservan deben permanecer en el árbol hasta que las fuertes heladas sean inminentes, o los daños producidos por los pájaros
empeoren; en este momento si se recolectan con delicadeza y se almacenan en un lugar fresco y a oscuras se pueden conservar hasta seis meses o incluso más. Así, se puede comer manzanas durante casi todos los meses del año, si se dispone de variedades tempranas y tardías y un lugar de almacenamiento a prueba de roedores.

La mejor forma de recolectarlas es con las manos ahuecadas y colocarlas cuidadosamente en una bandeja, que tradicionalmente se llenaba de paja. (Si se moja, podría manchar, así que es mejor utilizar tiras de papel.) Nunca conserve variedades tempranas junto a las tardías ni junto a peras, cebollas, ajos ni patatas. Las frutas no pueden presentar magulladuras, podreduras ni agujeros y deben conservar el rabillo para que se mantengan bien. Si las manzanas se envuelven individualmente en papel se mantendrán durante más tiempo.

Plantas asociadas

Las manzanas son malas para las patatas, ya que favorecen las plagas. Se ven beneficiadas por los alliums, especialmente se cree que los cebollinos, los penstemons y los berros ahuyentan a los falsos gusanos y los pulgones laníferos. Las ortigas benefician a los árboles y, una vez desecadas, ayudan a conservar la fruta.

Otros usos

La madera del manzano se utiliza para hacer mazos, palos de golf y para grabados. Al quemarse, desprende un aroma delicado, y se puede utilizar para ahumar alimentos y como leña.

Usos culinarios

Las manzanas son excelentes crudas, en compota para tartas, pasteles y mermeladas especialmente combinadas con otras frutas que les den consistencia. Su zumo es delicioso recién exprimido y se puede congelar para usarlo fuera de temporada o transformarlo en sidra o en vinagre. Las manzanas para cocinar son distintas de las de mesa, las primeras son mucho más grandes, ácidas y no tan dulces si se comen crudas. Muchas se deshacen con el calor en forma de puré y algunas mantienen su textura, a diferencia de la mayoría de las manzanas de mesa.

Fuente: EL GRAN LIBRO DE LAS FRUTAS
BOB FLOWERDEW

Editorial: Integral



viernes, 16 de agosto de 2013

Diseño de Jardines. Estilos de Huertos

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Como diseñar un jardín mezclando flores, arbustos, hortalizas, frutales...




Potager exuberante

Potager significa en inglés una serie de hortalizas dispuestas de una forma convencional y mezcladas con flores, frutas o cualquier planta que las haga, además de útiles, decorativas.

Villandry, el gran castillo renacentista situado al oeste de Tours, en Francia, tiene el potager más famoso del mundo. Hay hectáreas de potager divididas en nueve cuadrados idénticos, cada uno con un arreglo diferente de macizos de flores bordeados por setos de boj. Esta idea ha sido copiada en todo el mundo.

Si piensa hacer un potager, evite sembrar muchas plantas perennes porque reducirán sus posibilidades de cambio. Plante hortalizas con flores anuales como azulejos o amapolas californianas e intente bordear los macizos de flores con pensamientos en lugar de hacerlo con boj.

Utilice estructuras decorativas para dar altura a las plantas. Puede probar una pirámide de judías de enrame o un arbolito de laurel recortado como en el
exuberante potager de Kinoith, en el suroeste de Irlanda, donde a un lado del sendero crecen las capuchinas junto a las lechugas rizadas, al otro, los pensamientos junto a las lechugas, y sobre la glorieta crece un lúpulo dorado que crea un rincón sombreado.

El huerto tradicional

El huerto típico, rodeado por una tapia de piedra o de ladrillo, es un oasis de orden dentro de un mundo caótico. Los arriates completamente rectos dividen el espacio en bonitas parcelas perfectamente cuidadas de judías, coliflores, cebollas y guisantes sembrados en hileras que van de norte a sur para
aprovechar mejor las condiciones meteorológicas. Aunque se trata de un lugar dedicado principalmente al cultivo de productos agrícolas, hay algunas flores. Anchas hileras de hierba gatera bajo las guirnaldas de rosas bordean los senderos; otras flores se han plantado sólo para cogerlas. Seguro que habrá
árboles perfectamente armados con sus ramas extendidas sobre un muro soleado o quizá setos formando espaldera que bordeen las parcelas.

Cuando se entra en uno de estos huertos, uno se olvida de los horarios, de las citas con el dentista, del mecánico, de las horas de llegada de los trenes, y se desplaza a un mundo natural donde sólo importa la siembra, el crecimiento de las plantas y la cosecha.

Bordes

Con un borde herbáceo se pretende conseguir un efecto llamativo, animar los adormecidos geranios y las delicadas campánulas. No hay razón por la que las hortalizas y las frutas no puedan conseguir ese efecto igual que las flores. Los mejores bordes, esto se les dice a los jardineros continuamente, son los que tienen mucho follaje. Sólo se necesita cambiar un poco para decidir cultivar una acelga de tallo rojo en lugar de una berenjena, plantar una alcachofa mejor que un acanto o llenar un hueco con lechugas rizadas en lugar de Hosta. ¿Qué puede resultar más llamativo que las lánguidas hojas de los puerros, especialmente la variedad francesa ‘Bleu de Solaise’, brotando entre la verbena roja? Así que sea valiente y láncese. Libere a sus puerros y deje que sus banderas ondeen entre sus flores.

El huerto frutal

Un manzano bien formado en espaldera con una hilera de cebollinos chinos a sus pies refuerza las líneas horizontales del muro de piedra del granero. En zonas frías, una pared de este tipo protege los árboles en flor de las heladas tardías y el calor almacenado acelera la maduración de las frutas.

El encanto de los árboles frutales en espaldera radica en su precisión formal y en que pueden causar un magnífico efecto en el huerto, tanto si están apoyados en un muro como si están atados a unos cables paralelos sujetos a unos postes. Si crecen así, los perales y los manzanos formarán una pantalla protectora alrededor de un huerto frutal lleno de frambuesas, fresas y grosellas. La razón
para cultivar las bayas juntas es que toda la parcela se puede cubrir con una red para evitar así que se las coman los pájaros. No se crea la teoría de que si planta de más para los pájaros, tanto usted como ellos estarán contentos. Los pájaros estarán encantados con la posibilidad de comer más fruta y no le dejarán ni una fresa. Puede conseguir que el huerto resulte más bonito y no tener que colocar una red si instala una especie de glorieta o cenador en el centro con un halcón de goma en el techo.

Un seto alcoholero

Para olvidar las penas no hay nada mejor que un trago de ginebra de endrinas. En el campo, las endrinas son un componente común de los setos mixtos de arbustos, pero no hay razón para no cultivarlas en la ciudad; pueden formar parte de un seto alcoholero, mezcladas con un saúco, que sirve para hacer champán y vino; con mirobálanos, para elaborar licor, y con avellanas, para acompañar el vino. Las endrinas son el fruto del endrino, cuyos brotes espinosos evitan que tanto los animales como los intrusos crucen el seto. Su tronco es oscuro y contrasta con las flores blancas que lo cubren en primavera antes de que salgan las hojas. 

El saúco crece con tanta facilidad que casi parece una hierba, pero si cada año
le poda las ramas más viejas se mantendrá como los otros arbustos. Con los capítulos planos y cremosos que aparecen a principios del otoño son una segunda excusa para hacer alguna celebración. El mirobálano da unos frutos el doble de grandes que las endrinas y la mitad de amargos y son poco apropiados para la elaboración de pasteles pero buenos para hacer licor o vino que, cuanto más se conserva, más se parece al oporto. El avellano, además de sus frutos, tiene unas candelillas muy bonitas. Una vez que el seto esté formado, puede aumentar su potencial para la elaboración de vinos enredándole zarzamoras y uniendo los brotes.

Combinaciones decorativas

Forma, color y textura son los tres elementos que hay que tener en mente para escoger las plantas de un borde de flores. Hay que juntar aquellas plantas que van a realzarse unas a otras, por ejemplo un ejemplar de Hosta de hojas anchas para realzar el elegante fronde de los helechos. Las hortalizas, las hierbas y las frutas tienen cualidades tan diversas como las flores. Claro que estas plantas se cultivan para comerlas, pero mientras crecen se puede sacar más partido de ellas si se combinan de una manera interesante. En lugar de Hosta, repollos; en vez de helechos, zanahorias. Bordee el cuadro de cebollas con pensamientos y el de puerros con pimientos. Si no arranca los puerros, acabarán floreciendo unas enormes cabezuelas plateadas parecidas a las de Allium, lo que no es de extrañar ya que no son sino Allium.



Fuente: EL HUERTO EN CASA
Frutas – Hortalizas – Hierbas
Guía completa para diseñar, plantar y cultivar un huerto productivo y decorativo
ANNA PAVORD

Editorial: BLUME



martes, 30 de julio de 2013

El Huerto en casa

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES


EL HUERTO EN CASA





El orden y la profusión son las características principales de los mejores huertos. Si además se consigue causar la sensación de que no pertenece a este mundo, entonces está muy cerca del jardín del edén. Para dar una mayor sensación de aislamiento debe tener muros, paredes soleadas donde las peras puedan madurar suavemente contra los ladrillos calientes. Pero incluso sin muros, incluso en un espacio pequeñísimo, puede conseguir en el huerto esa sensación de abundancia con árboles frutales que separen una zona de otra, o plantando lechugas exóticas y perejil entre las flores de los bordes o en las jardineras.

Un aficionado a la jardinería puede conseguir una selección de flores suficientemente buena. Sin embargo, el cultivo de las hortalizas conlleva un compromiso mayor. Renunciar a cultivar alimentos es renunciar a la importante tradición ancestral del cultivo para la supervivencia. Incluso si no
necesita los alimentos de su huerta, el hecho de no sembrar frutas y verduras supone negarse uno de los grandes placeres del hortelano. Piense en lo orgulloso que se sentirá cuando se siente ante una comida preparada exclusivamente con productos de su huerto. Hay que sacar el máximo provecho de esos momentos.

El hecho de que las hortalizas y los árboles frutales estén en zonas separadas del jardín y de que el huerto haya adquirido ese aspecto triste, con grandes coles repollo y judías marchitas, es algo bastante reciente. Antes, el hortelano, con gran naturalidad y tranquilidad, dejaba que las flores traspasaran los límites del jardín para adornar el huerto; las flores, las frutas y las verduras crecían juntas y en abundancia.

George Eliot narraba así una escena de su novela Scenes of Clerical Life (1858): “No existía una remilgada separación entre el jardín y el huerto; no se disfrutaba de una cosa por exclusión de la otra, sino que había una bonita y paradisíaca mezcla de todo aquello agradable a la vista y bueno para comer. Senderos bordeados por una interminable sucesión de flores primaverales: anémonas, aurículas, alhelíes, claveles de Japón, campánulas, dragoncillos y azucenas, y también musgo y rosas de Provenza alternadas con manzanos en espaldera; el rojo de los claveles se prolongaba en el rojo oculto de las fresas; se cogía un ramillete de rosas aquí y un manojo de zanahorias allá; se fluctuaba deliciosamente entre el perfume del jazmín y el zuma de la grosella”. No hay razón por la que no pueda disfrutar de esa deliciosa fluctuación siempre y cuando abandone algunas ideas preconcebidas sobre cuál es el lugar “apropiado” para las plantas.

Puede que tenga un jazmín que trepa detrás de uno de los bordes de la verja. Puede que ese rincón le resulte problemático, que haya algo que no le guste. Quizás llegue a la conclusión de que necesita algo que lo delimite. Puede plantar un acanto, pero sería mucho más divertido plantar groselleros en arbolito con la copa redondeada entre las campánulas. El grosellero, con un tallo que alcanza el metro de altura, tiene la cualidad escultural de una planta de jardinería y es especialmente bonito si deja que los frutos maduren en la mata hasta conseguir un maravilloso tono ámbar.

También puede plantar unas alcachofas para alegrar la escena; las hojas
quedarán muy bien en esa zona y además tendrá la satisfacción de obtener una cosecha. Mucho más de lo que un acanto le puede ofrecer.

Quizá tenga dos trozos pequeños al final del jardín que quiera utilizar para cultivar verduras, que se plantan en hileras paralelas; los repollos al lado de las lechugas, las zanahorias al lado del perejil; pero se puede conseguir un bonito huerto sembrado en hileras de hortalizas teniendo en cuenta los contrastes entre la forma y la textura del follaje. Pruebe a plantar una lechuga roja del tipo ‘Lollo Rossa’ al lado de unos lánguidos puerros azules. Alinee coles repollo Savoy con sus hojas rizadas al lado de las zanahorias, cuyas hojas son tan bonitas como las de los helechos.

Se pueden hacer varias cosas más para mejorar el aspecto de un huerto, como escoger plantas que sean más decorativas de lo normal, pero sin llevar esto hasta extremos ridículos. La finalidad principal de un puerro es consolarnos en un día frío y desagradable en el que los autobuses se retrasan y los niños están más revoltosos que de costumbre. El sabor es la primera cualidad que hay que buscar en cualquier fruta u hortaliza, pero también se pueden buscar otros atributos. 

Por ejemplo, entre las variedades de puerros hay una extremadamente bonita llamada ‘Bleu de Solaise’ (también conocida como ‘St. Victor’) que además es deliciosa, lo cual no es extraño tratándose de una variedad francesa, pero lo más bonito es su follaje, sus hojas azuladas que contrastan perfectamente con las hojas pálidas y rizadas de la escarola. También puede probar la judía de enrame denominada ‘Painted Lady’. 

Las judías de enrame provienen de América y fueron introducidas en Europa como enredaderas decorativas de jardín, la ‘Painted Lady’ es una buena prueba de ello; tiene flores rojas y blancas, que quedan muy bien cuando se enredan en un arco, mezcladas, por ejemplo, con las flores blancas de una clemátide. Incluso las prosaicas coles de Bruselas pueden mejorar si se quiere. Pruebe la ‘Rubine’, de un profundo morado rojizo, un color que combina perfectamente con los altos y pálidos conos del repollo chino.

También mejorará el huerto si se plantan flores y recrea la ‘mezcla paradisíaca’ de la que hablaba George Eliot. Alinee los senderos con matas de fresas, ponga detrás un lazo de clavellinas, por ejemplo, las ‘Hidcote’ de color sangre, que contrastan con sus hojas grisáceas, pero que también tienen algo en común con las fresas. Cuando se agache para coger fresas, el olor intenso y picante de las clavellinas estará donde tiene que estar, en su nariz.

Fuente: EL HUERTO EN CASA
Anna Pavord
Editorial Blume



lunes, 28 de enero de 2013

Jardinería ecológica

ARTE Y JARDINERIA Diseño de jardines

Artículo que nos muestra como utilizar la Jardinería y la Agricultura Ecológica y ser Sostenible con el Planeta



¿Por qué practicar la jardinería ecológica?

Estamos sometidos a una estética social según la cual el jardín debe gestionarse con los mismos parámetros de limpieza y orden que una vivienda o el casco urbano de una población. Debido a ello, la tierra se llena de plaguicidas y productos de limpieza muy agresivos para el medio ambiente. Las plantas son tratadas como objetos inertes que se distribuyen en fríos esquemas geométricos y se manipulan sin tener en cuenta sus necesidades naturales.

La obsesión por un cierto concepto de orden, limpieza y asepsia crea, en realidad, suciedad y desorden. Condicionada por estos prejuicios, en la práctica de la jardinería convencional:

·       Se elimina toda la materia orgánica de desecho (hojas secas, restos de poda, césped,…), que se quema o va a vertederos, cuando debería reintegrarse en el jardín en forma de acolchados o mantillos una vez compostada.


  ·       Se copian o aplican, sin más, modelos estándar de jardín a cualquier clima o situación (césped en zonas secas, plantas tropicales en zonas frías…).
  ·       Se eligen las plantas con criterios funcionales o estéticos y se agrupan o ubican sin tener en cuenta sus necesidades naturales ni su adaptabilidad.
  ·       Se fumiga con plaguicidas cada vez más potentes y abonos químicos que contaminan nuestro entorno.
  ·       Se mantiene la tierra sin cobertura vegetal, recurriendo frecuentemente a tóxicos herbicidas.

Este concepto de jardinería está tan extendido que tendemos a creer que es el único posible. Pero hay otra forma de jardinería más ética y respetuosa con las condiciones que la naturaleza necesita para funcionar sin problemas. Es un tipo de jardinería que:

·       Intenta comprender y ayudar a la dinámica natural, de forma que nuestros intereses se complementen.
     ·       Genera y proporciona la biodiversidad necesaria para alcanzar un equilibrio en el que los problemas propicien las soluciones.
  ·       Fomenta la fertilidad en la tierra, a la que considera como algo vivo, manteniendo los ciclos de la materia orgánica, lo que incrementa la fortaleza y la capacidad de supervivencia  de las plantas.
  ·       Rechaza la utilización de venenos químicos, que acaban en el entorno, el agua potable y los alimentos.
  ·       Proporciona al ser humano el contrapunto necesario al exceso de organización y funcionalidad de la vida moderna: el gusto por la estética natural.

   LA JARDINERÍA A FAVOR DE LA VIDA
  

   La naturaleza ya no es un peligro para nosotros. El peligro viene más bien del hecho de haber olvidado que pertenecemos a ella y de no ser conscientes de que aquello que la amenaza, también nos amenaza a nosotros.

 Durante millones de años, la naturaleza se las ha arreglado para generar fertilidad y las plantas han prosperado sin necesidad de venenos ni abonos químicos. Las plantas se rigen por sus propias leyes, integradas en un complejísimo sistema de supervivencia y evolución constante. ¿Acaso de repente eso ya no funciona? ¿Cómo se pueden tener plantas saludables si se prescinde de las leyes de equilibrio natural que las rigen?

Podemos pensar que lo que un solo hombre pueda hacer a favor de la naturaleza no tiene importancia, que es poca cosa. Pero la naturaleza se está deteriorando a un ritmo acelerado porque miles de millones de personas cotidianamente hacen pequeñas cosas que alteran negativamente los ecosistemas. Este flujo sólo se invertirá cuando miles de millones de personas hagan cotidianamente pequeñas cosas a favor de la vida. No podemos esperar a que esos miles de millones sean otros. Debemos empezar ya desde nuestro anonimato, desde nuestra individualidad y responsabilidad, con la satisfacción de que construye y lega más de lo que recibió. Una obra hermosa a favor de la vida.



¿Por qué practicar la agricultura ecológica?


  Día a día, nos damos cuenta de la importancia de consumir alimentos frescos, sanos y ecológicos. Continuas investigaciones subrayan los beneficios de una alimentación sana y equilibrada, con abundancia de verduras y frutas frescas, y advierten de los serios peligros para la salud, a corto y largo plazo, que supone la presencia en los alimentos de restos de plaguicidas y de una infinidad de substancias tóxicas que se añaden en los procesos de producción, transformación o comercialización.

Escándalos como el de las “vacas locas” o el de los pollos con dioxina son sólo la punta del iceberg de una industria agroalimentaria centrada en la obtención de los máximos beneficios al mínimo coste, basada en el uso y abuso de abonos químicos, herbicidas y plaguicidas que fuerzan a la naturaleza a producir más allá de unos límites que permitirían mantener un mínimo equilibrio biológico y ecológico del entorno. A la negra marea de residuos tóxicos, cancerígenos o alteradores hormonales, con desastrosos efectos sobre la salud de los consumidores (y agricultores), se les añade una larga lista de plantas modificadas genéticamente con las que se promete aumentar la producción mundial de alimentos (aunque las experiencias de cultivos a gran escala demuestran que no es así), pero de las que se ignoran por completo las posibles repercusiones en cuanto a desequilibrios ecológicos y, más aun, las consecuencias negativas en la salud de los consumidores. Todo ello nos lleva a plantearnos la necesidad de consumir alimentos con garantía de producción ecológica, si nos importa nuestra salud, la de nuestros hijos y la del planeta en general.

Podría decirse que consumir productos biológicos e ecológicos resulta caro y no está al alcance de todos los bolsillos, pero hay que tener presente que la agricultura convencional (química) puede vender alimentos a precios muy competitivos y de forzar los ciclos productivos, no asume los costes que supone el deterioro medioambiental y los perjuicios que causa, a corto y largo plazo, en la salud de los consumidores y del resto de seres vivos que comparten el planeta con nosotros. Valga de ejemplo una simple y cotidiana lechuga, tan habitual en la mayor parte de las mesas. Su producción con métodos naturales (sin forzar) suele conllevar que permanezca un mínimo de dos a tres meses en la tierra (absorbiendo nutrientes esenciales y realizando la vital fotosíntesis a partir de la radiación solar), mientras que su homóloga de cultivo químico estará en la tienda a los cincuenta días como máximo, después de un desarrollo forzado con nitratos, agua y fitohormonas de aceleración del crecimiento vegetal. Los desequilibrios ecológicos y biológicos a los que se ven sometidas las pobres lechugas (y el resto de cultivo) se traducen en una gran propensión a padecer toda clase de plagas y enfermedades que son controladas con plaguicidas químicos, parte de las cuales permanecen como residuos en la planta al ser cosechada y consumida.



Fuente: Agenda del Huerto y el Jardín Ecológicos
Mariano Bueno y Jesús Arnau