FORDÍTÁS - TRADUCETI - TRADUIRE - VERTALEN - TRADUCI - ÚBERSETZEN - TRANSLATE - ترجم - TRADUCIR

Buscar en este blog

Mostrando entradas con la etiqueta Bulbos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bulbos. Mostrar todas las entradas

lunes, 25 de mayo de 2015

SELECCIÓN DE PLANTAS BULBOSAS EN DISEÑO DE JARDINES

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Selección de plantas bulbosas


"Jardinería en espacios reducidos"



Puesto que he de cubrir un campo tan amplio en un espacio tan reducido, me veo forzado a ser altamente selectivo en mi tratado sobre este importante sector del mundo de las plantas.

Empezaré por los narcisos, ya que muchos jardineros los consideran prioritarios. El grupo más importante en este género tan amplio es, en mi opinión, el de los híbridos Cyclamineus, obtenidos a partir del cruce entre el narciso trompón y el narciso común, para dar lugar a una selección de variedades con una gama de alturas que varía entre los 20 y los 38 cm. Son perfectamente adecuados para plantar en arriates y márgenes, alrededor de la base de arbustos caducifolios, por ejemplo, y para cultivar en recipientes y arriates elevados, que quizá permitan disfrutarlos desde las ventanas de la casa.

Algunos de los mejores son "Peeping Tom", con flores de color
amarillo dorado, del mismo tamaño y de floración temprana; "March Sunshine", de 38 cm de altura, con flores de color amarillo brillante con una trompeta dorada y que florece en primavera; y "Jack Snipe", de 20 cm de altura, con flores de color cremoso con copa amarilla y de floración primaveral.

Narcissus cyclamineus tiene una altura de sólo 12 cm, las flores son de un intenso color amarillo, con la corona en forma de larga y estrecha trompeta y sus pétalos exteriores se curvan hacia abajo; es, de hecho, muy hermoso. Si quiere cultivar esta o cualquiera otra especie, como Narcissus bulbocodium, escoja una zona sombreada en la que el suelo esté especialmente bien drenado, y plante a 8 cm de profundidad. Las variedades mayores, como las híbridas que hemos mencionado, deben ser plantadas a una profundidad de 11 cm.

Si los narcisos son nuestro primer amor, las Galanthus estarán en segundo lugar. Resulta un gozo para la vista, en un frío día de invierno, apreciar que las primeras plantas de la campanilla de invierno Galanthus nivalis están en flor. Una de las mejores variedades de nivalis es "S. Arnott", más grande y de crecimiento más rápido que el progenitor y una auténtica maravilla para la vista con sus flores blancas manchadas de verde en los segmentos interiores. Crece hasta una altura de 20 cm.

Para floración tardía tenemos la campanilla de invierno gigante
Galanthus elwesii, de Turquia occidental y de ciertas islas griegas del mar Egeo. Tiene flores blancas globulares manchadas de verde en los segmentos internos y hojas anchas y glaucas. Todas crecen bien en lugares soleados o de media sombra, pero prefieren un suelo bastante húmedo. Es también recomendable obtener las plantas en primavera (las cuales están disponibles gracias a algunos suministradores) y no plantar los bulbos secos en otoño.

Los Nazarenos (Muscari) también crecerán bien en sitios soleados, en cualquier suelo ordinario y bien drenado, así como las escilas, tan deliciosas si se cultivan en pequeños arriates flanqueados por pavimento o en arriates elevados. No hay nada más agradable que disfrutar, en primavera, del brillante azul de las flores de una variedad como Scilla sibirica "atropurpurea" (o "Spring Beauty", como también se la conoce). El más popular de todos es Muscari armenia-cum "Heavenly Blue".


Para los lugares más soleados del jardín, hay muchas variedades de
Crocus chrysanthus que florecen a finales del invierno; también lo hacen las variedades holandesas, de gran floración. Sin embargo, ninguna de ellas tiene, en mi opinión, los encantos de Crocus tommasinianus y su variedad púrpura violácea "Whitewell Purple". son muy buenos colonizadores, y ofrecen un aspecto radiante alrededor de la base de una conífera o en un margen. Tiene flores de color azul malváceo que crecen sobre tallos de 8 cm de altura y que siempre florecen en invierno.

Para sitios sombreados, debería tener en cuenta el áconito de invierno Eranthis hyemalis, que se establecerá como un arbusto y aportará una pincelada de color amarillo intenso a finales del invierno (de hecho, incluso en pleno invierno, si las condiciones climáticas no son muy severas).

Las campanillas, Leucojum, no deben dejarse a un lado, ya que son plantas altamente decorativas, Leucojum vernum florece a finales del invierno, y la campanilla de verano, Leucojum aestivum, en primavera. Ambas crecen en suelos bien drenados y con una retención intermedia de humedad, y aunque crecen bien tanto en lugares soleados como ligeramente sombreados, viven mejor en estos últimos. Los bulbos deben plantarse a finales del verano, tan pronto como se obtengan.

Leucojum vernum, de 15 cm de altura, posee flores de color blanco
teñidas de color verde, sobre una gran masa de hojas gruesas, anchas y en forma de cinta de color verde oscuro. Las flores recuerdan a las de las campanillas de invierno, pero difieren en que todos los pétalos son de la misma longitud (los pétalos internos son más cortos en las campanillas de invierno). Leucojum carpathicum resulta difícil de encontrar, pero es muy apreciada por sus pétalos teñidos de color amarillo.

La campanilla de verano, Leucojum aestivum, crece hasta una altura de 60 cm. Es una planta adecuada para su cultivo cerca de la parte frontal de los márgenes en asociación con herbáceas perennes y arbustos, a los que hará destacar. Las flores blancas, en forma de campana, están agrupadas en umbelas, en un arreglo colgante. Los pétalos están teñidos en verde. Las hojas tienen forma de cinta, alcanzaran hasta 50 cm de longitud y son de color verde brillante. "Gravetye Giant", muy fácil de obtener, es una forma muy apreciada de esta especie.



Fuente: Jardinería en espacios reducidos. Robert Pearson
Ed. Blume


domingo, 19 de abril de 2015

AGAPANTO

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Agapanthus (Azucena Africana)



El género Agapanthus, de África del Sur, comprende 210 variedades. El nombre proviene de las palabras griegas agape, que significa amor, y anthos, que significa flor. El aspecto más llamativo de esta planta es su floración, que está formada por un robusto tallo floral con un brote en su extremo superior, encerrado en un sépalo. Cuando este brote se abre, aparecen las flores en forma tubular, pequeñas y carnosas. Parecidas a las de las cebollas ornamentales, las flores se reúnen al final de unos largos tallos florales, en racimos umbeliformes.

Existen variedades caducas en el medio natural en regiones donde
sólo llueve en verano, con inviernos secos. También hay variedades perennes en zonas en las que llueve todo el año. Las plantas perennes se originan en zonas costeras, mientras que las caducas se dan en lugares montañosos y húmedos en el interior.

La Agapanthus cuenta con raíces gruesas y carnosas, por lo que a menudo es considerada una especie del grupo de plantas que incluye los bulbos florales y los tubérculos. De todos modos, el mejor sitio para adquirir una Agapanthus es un vivero de plantas perennes.

La Agapanthus se ha considerado tradicionalmente una planta "de jardinera", ya que son muy resistentes a las heladas. Aun así, hay un grupo de ellas que puede pasar la invernada en el jardín bajo una adecuada cobertura de hojas secas y ramas de pino. El jardín botánico de Kalmthout (Bélgica) muestra un par de grupos de esta maravillosa azucena africana entre la hierba. El nombre ya nos indica el origen de estas plantas.

Durante el verano se ha de regar en abundancia y, particularmente si se las cultiva en jardineras, se les debe aportar fertilizante con un bajo contenido en nitrógeno. durante el invierno deben mantenerse en lugares a resguardo de las heladas, aunque no demasiado cálidos. Durante este periodo deben recibir muy poco agua. En primavera los tiestos pueden sacarse de nuevo al aire libre, aunque al principio resguardados del sol para aclimatarse, y a finales de la estación ya pueden colocarse en un lugar soleado. La planta no se divide hasta que surgen los brotes en los tiestos, lo que sucede preferentemente a finales de la primavera.

La Agapanthus florece mejor cuando la maceta está llena de raíces.
Las hojas se desarrollan en rosetas densas y tienen entre 1.5 y 3 cm de longitud. Desgraciadamente, les gustan mucho a los caracoles.

La Agapanthus también es muy apreciada como flor cortada, para lo que se cultiva a gran escala, como sucede en Holanda. hasta la aparición en 1998 del libro de Win Snoeijer, "Tratado sobre el Agapanthus", la nomenclatura era absolutamente caótica. El autor describió 10 tipos y 395 variedades. Propuso dar al género un nombre común.

A la vista de investigaciones recientes sobre el ADN de las plantas, llevadas a cabo por los Jardines Botánicos Reales en Kew (Reino Unido), entre otros centros, se llegó a conclusiones muy definitivas. 

Agapanthus "Accent"


Variedad introducida en 1985, cultivada por Griffioen. Las floraciones constan de 15 flores con un diámetro de 14 cm. Las flores son blancas.

Agapanthus africanus


Variedad originaria del suroeste de África, presentada en 1824. La variedad de color azul violáceo no se cultiva. Las plantas que se venden con este nombre son híbridos.

Agapanthus africanus "albus"


Es una rara variedad blanca. las plantas cultivadas bajo esta denominación son por lo general Umbellatus albus.

Agapanthus "Albatros"


Tiene grandes floraciones compuestas por entre 20 y 50 flores. Los capullos son de color blanco crema y las flores blancas.

Agapanthus "Azul Bressingham"


Se trata de una variedad azul con racimos de 12 cm, con unas 40 flores. Los tallos tienen entre 80 y 90 cm de altura. Las flores son azul violáceo en el interior, con matices púrpura.

Agapanthus "Azul duende"


Variedad miniatura, de 9 a 12 cm de alto, con un racimo floral de color azul intermedio de 15 cm de diámetro.


Agapanthus "Blanco Bressingham"


Maravillosa variedad blanca con un racimo floral de 15 cm de diámetro sobre tallos de un metro. Las flores blancas tienen un matiz violáceo.

Agapanthus campanulatus


Esta variedad, conocida desde el año 1822, todavía se cultiva. Las flores son de un color azul violáceo oscuro.

Agapanthus "Castillo de Mey"


Este Agapanthus, con racimos florales más bien pequeños, ha demostrado ser bastante resistentes.

Agapanthus "Donau"


Los tallos de esta variedad alcanzan una altura de 1.2 metros. Es apreciada como flor cortada.

Agapanthus "Estrella de Medianoche"


El racimo floral abarca 50 flores de color azul violáceo oscuro.



Fuente: La Enciclopedia de las plantas bulbosas. 
Hanneke Van Dijk, Mineke Kurpershoek
Ed. Libsa



lunes, 15 de diciembre de 2014

PLANTAS BULBOSAS PARA JARDINES DE ROCALLA

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Plantas bulbosas para jardines de rocalla, macizos elevados y desniveles



Algunas de las plantas bulbosas más hermosas son enanas, y resultan ideales para jardines de rocalla o macizos elevados, donde se pueden admirar sin que tengan que competir con ningún vecino más imponente. Muchas de estas plantas provienen de zonas montañosas y ambientes secos, por lo que precisan suelos permeables y luz abundante. Durante la época de crecimiento (generalmente la primavera o el verano), prefieren suelos húmedos.

Allium cyathophorum var. farreri


Durante el verano, en los delgados tallos de hojas estrechas surgen unos racimos de flores acampanados de color rojo púrpura. Crece en suelos húmedos pero bien drenados

Anemone blanda "radar"


Es una perenne tuberosa muy fiable que cuenta con hojas lobuladas como las de los helechos. En primavera aparecen unas flores cuyos pétalos son de color magenta intenso, mientras que el centro es blanco.

Colchicum agrippinum


Las flores en forma de trompeta tienen motas púrpuras sobre un fondo claro y nacen a principios del otoño. Las hojas verdes, onduladas y brillantes no aparecen hasta la primavera siguiente.

Crocus biflorus


Esta variedad de azafrán cuenta con grupos de hojas estrechas con una línea blanca cada una. A principios de la primavera emergen las flores blancas o púrpuras con líneas también púrpuras en la parte exterior.

Chinodoxa luciliae


Esta atractiva bulbosa florece en primavera. Las hojas son alargadas, y los ramilletes de flores estrelladas son de color azul. Se multiplica por germinación o por división.

Iris reticulata J. S. Dijt


Se trata de un tipo de lirio enano que cuenta con hojas largas y erectas de color verde gris. A principios de la primavera, en cada tallo surge una sola flor, aromática, de color púrpura rojizo.

Muscari aucheri


En primavera, los tallos erectos se llenan de densas espigas de flores de un azul intenso. La parte superior de la espiga es de un tono más claro, con lo que se logra un efecto cromático muy interesante.

Puschkinia scilloides "alba"


Se trata de una variedad blanca de la conocida bulbosa de flor primaveral azul. Cuenta con parejas de hojas alargadas y espigas de flores estrelladas. No soporta los suelos secos.

Narcissus cyclamineus


Esta planta enana posee una flor dorada en forma de trompeta. Sus pétalos ondulados están girados hacia arriba. Aparece a finales del invierno o a principios de la primavera.

Scilla siberica "Atrocoerulea"


Las matas de hojas carnosas y alargadas se cubren, en primavera, de ramilletes de flores acampanadas de color azul intenso. Es una planta conocida y de fácil cultivo que, con el tiempo, tiende a formar colonias.

Tulipa tarda


Este conocido tulipán silvestre da resultados muy satisfactorios en suelos secos. En primavera aparecen varias flores estrelladas por tallo. Cuenta con hojas estrechas.



Fuente: Qué planta en qué lugar. Roy Lancaster. Editorial Blume



lunes, 4 de agosto de 2014

EL LIRIO. Historia de una planta mítica

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Historia del Lirio



El lirio y el mundo de los dioses

En el antiguo Egipto, el lirio se asociaba al dios Horus y era el símbolo del poder divino. asimismo, aparecía la forma de Iris orientalis dentro de la flora característica de la época. Su presencia en lugares importantes puso de manifiesto la notoriedad del lirio; podemos encontrarlo en las paredes del templo de Amón, en Karnak, donde hay representado un auténtico jardín botánico, considerado como el herbario más antiguo del mundo.

Junto con el papiro y el loto, el lirio también formaba parte de las decoraciones de algunos palacios como el de Akenaton, en Tell el Amarna. Asimismo, el terreno funerario no escapo de la influencia del lirio, que aparece decorando numerosas tumbas de diversos períodos. 

La fascinación que ejercía el lirio llegó a ser tal que, ya en el siglo
XV a. de C., Tutmosis III trajo consigo algunos ejemplares de sus campañas en Asia Menor.

Por su parte, la mitología griega rebosa de leyendas, historias y anécdotas que cuentan en el modo que los dioses intervenían en la vida de los hombres a fin de dar forma definitiva a ciertos aspectos de su vida cotidiana, historia y geografía.

Los titanes, las ninfas y los héroes servían, pues, para explicar la presencia de elementos o fenómenos atmosféricos en la vida diaria. Mediante genealogías en ocasiones complejas, Eos, hija del titán Hiperión y de Tía, se convirtió en la personificación de la aurora; Hémera, hija de la noche, en la del día, etc.

Con el tiempo, algunos personajes mitológicos se integraron en la naturaleza, ya que sus nombres pasaron a la posteridad para designar un componente de la flora o de la fauna.

El lirio y sus colores tornasolados también pasaron a ser el símbolo del arco iris, del vínculo irregular, si bien visible, entre el cielo y la tierra, entre el mundo de los dioses y el de los hombres, de la reconciliación entre los parajes yermos aunque fecundos y la tierra nutriente llamada a proporcionar nuevos frutos.

De hecho, la tradición mitológica sostiene que el lirio, bajo el nombre de Iris, pertenece a la descendencia de Océano y que, en realidad, es la hija del titán Taumante y de la ninfa Electra. Según esta misma tradición, las hermanas de Iris fueron las famosas Arpías, Aelo y Ocípete, secuestradoras de niños y almas. Para protegerlas, Iris luchó contra los argonautas Zetes y Calais, enviados por Fineo para matar a las Arpías.

Iris, como Hermes, es mensajera de los dioses, concretamente de
Zeus y, muy en especial, de la esposa de este, Hera, de quien parece haberse convertido en sirvienta. La intervención más célebre de Iris se encuentra en la Iliada, en la que lleva un mensaje del señor de los cielos para favorecer la reconciliación entre Aquiles y Príamo.

Como en el caso de sus hermanas, la mitología también le atribuye una unión con Céfiro, el dios del viento del oeste. En alguna ocasión, Iris ha sido considerada la madre de Eros, el dios del amor. A menudo aparece representada con el aspecto de una diosa alada, sobre el sol, vestida con un ligero velo con los colores del arco iris o bien luciendo una túnica de idénticas características.

Iris, en su papel de intermediaria con lo divino, también fue utilizada igualmente en la tradición funeraria, en la que el lirio ocupó un lugar absolutamente excepcional.

En la antigua Grecia arraigó la costumbre de plantar manojos de lirios blancos (especialmente del Iris albicans, originario de Arabia) sobre las tumbas, y, en particular, sobre las sepulturas de los guerreros que habían perdido la vida en combate, para favorecer el viaje del alma hacia el Olimpo.

Parece que esta costumbre sigue vigente en nuestros días en numerosas regiones del mundo, como por ejemplo en las zonas bajas del Himalaya o en algunos cementerios de tradición musulmana, que se encuentran completamente cubierto de lirios.

En la época moderna, el lirio se convirtió sobre todo en un objeto floral. Así pues, Iris, que había sido diosa y símbolo del más allá, dio su nombre a una de las flores más emblemáticas de nuestros jardines: el lirio o iris en su denominación latina.


Fuente: El gran libro de los Lirios. Marie-Cécile Tomasina
y Olivier Laurent. Ed. De Vecchi


lunes, 30 de junio de 2014

HISTORIA BOTÁNICA DEL LIRIO

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Breve, pero interesante relato sobre la historia de los Lirios



El lirio pertenece al orden botánico de las Lilifloras, un grupo de plantas en parte subterráneas, formadas por un bulbo o por un rizoma y cuyas flores son conocidas como trímeras (con una simetría axial de tercer orden).

Entre las lilifloras hay familias tan importantes como las Liliáceas, las Amarilidáceas y las Iridáceas: el lirio pertenece a esta última. El género Iris comprende más de doscientas especies que se encuentran, por lo general, en las zonas templadas del hemisferio norte.

Los lirios se dividen en dos grandes categorías, definidas por sus
órganos subterráneos, en forma de bulbo o rizoma. Los primeros deben plantarse en otoño y desenterrarse a comienzos de verano, una vez que hayan caído todas las hojas. Entre los lirios más conocidos de esta clase se encuentra el lirio azul (Iris xiphium L.)

Los segundos se subdividen en dos categorías: apogon y pogoniris. Los apogon tienen sépalos sin barba y se adaptan mucho mejor a los suelos húmedos y no calcáreos. Entre los lirios más conocidos de esta clase se encuentran: el lirio hediondo (Iris foetidissima L),
característico del sotobosque; el lirio japonés (Iris ensata), muy utilizado en creaciones ornamentales, y el lirio amarillo (Iris pseudacorus), muy conocido por su flor de dicho color.

Los pogoniris, cuyos sépalos sí tienen barba, crecen en terrenos secos, incluso en los calcáreos, y preferiblemente, muy soleados. Este es el caso de Iris germanica, que se caracteriza por su variedad de colores. Asimismo, los botánicos clasifican dentro de esta categoría las especies enanas, los híbridos de la serie Pumilae, así como las numerosas variedades del jardín.

El siglo XIX: el lirio en el jardín

Como sucede con muchas otras flores, el siglo XIX fue el gran
periodo de creación de nuevas variedades de lirios a partir de antiguas raíces.

Entre los más célebres cultivadores de esta época se encuentran De Bure (fallecido en 1866) y Lémon (fallecido en 1895). En 1822, De Bure obtuvo el Iris burensis a partir de una siembra de Iris licata, Jacques no tardó en tomarle el relevo y, posteriormente, Lémon logró crear un gran número de variedades gracias al trabajo de sus predecesores.

En 1854, este botánico hizo público su catálogo de más de 150 lirios "dignos de la atención de los aficionados y capaces de producir un pintoresco efecto si eran plantados adecuadamente". Eugène Verdier, en Francia, Van Houtte, en Bélgica y John Salter, en Inglaterra, completan el elenco de los principales cultivadores de lirios.

El cultivador más destacado del periodo posterior fue, sin la menor duda, Ferdinand Cayeux (1864-1946), que logró la creación de híbridos con gran maestría y pasión. De hecho, diez medallas al mejor lirio, desde 1928 hasta 1938, coronan su trabajo.

Un miembro de la Sociedad Americana del Lirio escribía sobre él en
1939 : "... muchos de los mejores Lirios norteamericanos deben su éxito a la -sangre- de los magníficos Cayeux.

Su última creación, el Lugano, registrado tras su muerte, sigue siendo la gloria de una casa cuya fama está vinculada todavía hoy en día al mundo del lirio.


Fuente: El gran libro de los lirios. Marie-Cécile Tomasina y Olivier Laurent. Ed De Vecchi




viernes, 28 de marzo de 2014

PLANTAS BULBOSAS 2ª PARTE

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES


Aprenda a diseñar jardines con bulbos


Aclimatación de bulbos

Dejados intactos, muchos bulbos se multiplican, formando grandes pinceladas de color. Al aclimatarse de este modo, dan interés a zonas del jardín que, de no ser así, no estarían ocupadas por plantas florecidas. Las especies – de colores y formas más delicadas que la mayoría de los cultivares – crean un efecto natural plantadas en grandes grupos informales.

Plantación con especímenes arbóreos

Los bulbos acompañan perfectamente a los especímenes arbóreos de raíces profundas y copas ligeras y caducifolias. Use bulbos que florecen en primavera y en otoño para conformar un tapizante decorativo cuando los árboles tienen pocas hojas que intensifiquen la sombra. En primavera, el suelo bajo el árbol es húmedo y soleado, ideal para anémonas, crocus, narcisos y Scilla. Los ciclámenes resistentes de otoño, de follaje plateado y moteado y pétalos suavemente plegados, toleran las condiciones veraniegas y la sombra ligera.

Las flores de los bulbos complementan los hábitos de un árbol con eficacia. Los bulbos de flores blancas reflejan las flores blancas de los cerezos ornamentales (Prunus), las formas precisas de los crocus imitan las formas de cáliz de las flores del magnolio, y los de flores colgantes, el hábito de un árbol llorón.

Utilice cultivares enanos para aclimatar la zona bajo un árbol o arbusto recién plantados, pues los bulbos que se multiplican con velocidad, tales como los narcisos, reducen el alimento disponible.

Emplazamientos boscosos

Los bulbos son inestimables plantados en grandes manchas de color para realzar la belleza del bosque caducifolio. Muchos gozan con las condiciones boscosas, fundiéndose con otras plantas del área, como helechos, heléboros (Helleborus) y primaveras.

Plante bulbos para obtener una sucesión de formas, alturas y colores
contratantes, con variaciones sutiles en los esquemas de colores, para reflejar el tono tranquilo del bosque. Campanillas de invierno (Galanthus) y las especies de ciclamen en rosados y malvas ofrecen una combinación llamativa, mientras que pinceladas de Scilla y Chionodoxa agregan tonos azules. Los jacintos españoles (Hyacinthoides hispánica, sin. Scilla campanulata), o muchos de los más rampantes jacintos de penacho (Muscari), proporcionan pinceladas de azul, blanco y rosa, junto con pequeñísimos ramos de mugueto (Convallaria majalis). Todas éstas pueden colonizar zonas bastante considerables, una vez establecidas. Los jacintos ingleses (Hyacinthoides nonscriptus) deben plantarse solos porque son muy invasores.

Plantación entre hierbas

Los bulbos son capaces de transformar la hierba – ya sea una ladera, un césped o un prado entero – en una alfombra alegre de color otoñal o primaveral, que se amplía año tras año. Los bulbos deben ser de especies robustas que resistan la competencia de las raíces de la hierba.

Muchos de los bulbos más grandes ofrecen su mejor aspecto entre la hierba,
donde su follaje, marchitándose después de florecer, se destaca menos.

Plante los bulbos los de floración temprana entre la hierba segada a partir de la primavera, de modo que sus hojas tengan tiempo de marchitar antes de cortar aquélla. Los de floración tardía, como las orquídeas terrestres (Dactylorrhiza), pueden cultivarse con hierbas y flores silvestres en ‘prados’ que no se siegan hasta mediados o finales de verano. Los que florecen en otoño comienzan a desarrollarse y florecen antes de la estación habitual de segado, de manera que hay que dejar la hierba sin cortar hasta después de finales de verano. Alternativamente plante bulbos en zonas irregulares pero definidas de manera que sea posible segar alrededor de ellos.

Los narcisos son la selección clásica para plantar entre la hierba, y una gama considerable – especialmente las especies e híbridos más robustos – pueden plantarse de este modo. Muchos crocus se desarrollan bien entre la hierba, donde están protegidos hasta cierto punto de ratones y ardillas. Se logra un efecto más delicado con las campanillas colgantes de las campanillas de verano
(Leucojum aestivum) y las fritilarias de cabeza de serpiente (Fritillaria meleagris), que tiemblan suavemente entre la brisa.

Algunos de los bulbos más pequeños se desarrollan bien donde la hierba es menos robusta, especialmente en zonas de sombra parcial: el Crocus tommasinianus púrpura, las especies de Chionodoxa, algunas especies de narcisos (p. ej. Narcissus cyclamineus), especies de Scilla, y la campanilla de invierno, prosperan en estas condiciones.

Una zona aclimatada con bulbos en los alrededores de un jardín ofrece una transición armoniosa entre los macizos de un jardín formal y los prados de hierbas del campo circundante, combinando elementos de ambos.

Bulbos con alpinas

Puesto que la mayoría de alpinas florece a finales de primavera, prolongará la
estación plantando bulbos en jardines de rocas o en macizos de turba. El hábito y las flores verticales y las hojas tipo lanza de los bulbos hacen un buen contraste con el hábito bajo, extendido y de mata de la mayoría de las alpinas, además de agregar una mayor variedad de aspectos. Elija bulbos enanos con flores delicadas para complementar el carácter de las alpinas y plante algunos que crezcan completamente y eleven la plantación con alpinas. Evite las alpinas formadoras de matas, que agotan el suelo alrededor de los bulbos, privándolos de alimento.

En el jardín de rocas

Muchos bulbos más pequeños, en especial las especies más difíciles, para las que el drenaje severo es importante, prosperan en jardines de roca, al sol o parcialmente sombreados. Los enanos quedan bonitos plantados en huecos en
las rocas o contrastando con el revestimiento de gravilla del macizo, que también evita que sus flores delicadas se enloden durante las lluvias. Si planta alpinas muy pequeñas, no use las especies de bulbos más altos, que parecerían desproporcionados junto a sus vecinas.

Bulbos en jardineras

Las viejas jardineras de piedra son un emplazamiento atractivo para una colección de bulbos enanos y las alpinas más pequeñas, donde sus encantos diminutos se apreciarán de cerca. Los bulbos se benefician del suelo arenoso y bien drenado, y es fácil darles el riesgo cuidadoso que requieren.

Para conservar las proporciones del despliegue, cultive las especies más pequeñas y sus híbridos menos robustos; los bulbos de multiplicación rápida podrían abrumar a las alpinas. Cultive las especies de Fritillaria más pequeñas, ya sea las púrpura marrones F. michailovskyi o la de cuadrículas verdes F. whittallii.

Los Rhodohypoxis son excelentes para jardineras, y producen flores
estrelladas rojas, rosadas o blancas a lo largo de la mayor parte del verano. Mantenga los bulbos húmedos durante la estación de desarrollo y, ocasionalmente, aplique un alimento líquido. El género de las Cyclamen comprende especies adecuadas para jardineras en primavera y en otoño, con gamas que varían entre el blanco puro y el púrpura rosado más profundo.

En un macizo de turba

Un jardín de turba, con sus macizos escalonados, ‘muros’ de bloques de turba y una tierra compuesta fundamentalmente por moho de hojas o de turba, proporciona condiciones perfectas para los bulbos ‘boscosos’ más enanos, plantados solos o con arbustos ericáceos o alpinas. Pruebe Corydalis ambigua, de flores bonitas color púrpura azulado, o Scoliopus bigelovii, de flores con venas púrpura tipo orquídea, entre otras. La elección está determinada hasta cierto punto por el grado de sombra.





Fuente: Enciclopedía de jardinería

The Royal Horticultural Society