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domingo, 16 de febrero de 2014

PROBLEMAS DE LAS PLANTAS ACUÁTICAS

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Aprenda sobre los cuidados de sus plantas acuáticas.



Una ventaja que ofrecen las plantas acuáticas es que están relativamente libres de plagas y enfermedades; diría incluso que resulta beneficioso que no se pueda hacer nada con los problemas que aparecen. Esto se debe a que no pueden utilizarse aerosoles fúngicos insecticidas sobre las plantas acuáticas (con la posible excepción de las especies de jardín pantanoso que estén alejadas del agua) por la sencilla razón de que casi todos tienen efectos negativos sobre otros habitantes del estanque. El derris, por ejemplo, es un producto natural muy utilizado como insecticida general y aclamado por todos como producto seguro, pero es muy tóxico para todos los peces.

Los áfidos son las plagas más comunes en los jardines acuáticos,
pero se quitan fácilmente lavándolos con la manguera; una vez en el agua, los peces encuentran en ellos una fuente adicional de proteínas. El moteado fúngico es la enfermedad más común; tendrá que cortar las hojas que estén seriamente afectadas y deshacerse de ellas. El oídio puede ser un problema en algunas plantas marginales y de jardín acuático, pero no es peligroso hasta que las temperaturas aumentan en verano. Siempre que ocurra después de la floración, podrá podar parcialmente las plantas y quitar el follaje dañado.

Suele ocurrir en jardinería que aquellas plantas que más se han cuidado y seleccionados son las que más problemas de plagas y enfermedades tienen; piense en los claveles, las dalias, las patatas y los crisantemos. El equivalente en el jardín acuático es el nenúfar, que suele verse afectado por muchas mas plagas y enfermedades que cualquier otra, pero afortunadamente muy pocas son peligrosas.

La excepción es, quizás, el escarabajo del nenúfar, un pequeño escarabajo marrón con diminutas larvas marrones, que va haciendo agujeros y surcos en la superficie superior de las hojas y no sólo desfigura la planta, sino que además favorece la aparición de hongos. Por las razones que ya hemos comentado, no se puede utilizar un insecticida, así que el tratamiento consiste en usar la manguera para lavar los insectos, y hay que actuar rápidamente en cuanto aparezcan los primeros síntomas.

Los principales problemas en los estanques de jardín no son en realidad las plagas y las enfermedades, sino la misma agua del estanque. Durante años lo que más me ha pedido la gente son soluciones para la prevención y/o eliminación del 'limoverde' y la
'sopa de guisante'. Ambos problemas están originados por algas. El limo verde no es otra cosa que un alga filamentosa verde, mientras que la apariencia de sopa de guisante de un estanque es el resultado de la concentración de gigantescas poblaciones de microscópicas algas verdes unicelulares. En los años que llevo practicando la jardinería acuática, he llegado a la conclusión de que ninguno de los dos se puede evitar una vez presente, y tampoco se pueden eliminar totalmente pero, por otro lado, no creo que sean tan graves como la gente dice.

Las plantas sumergidas oxigenadoras ( y especialmente Elodea) favorecen el limo verde porque le proporcionan una base sobre la que crecer; y que he cultivado estanques sin oxigenadoras y sin limo verde. Pero si cultiva plantas sumergidas, y deberá hacerlo si no dispone de otra forma para conseguir oxígeno, tenga mucho cuidado y compruebe cualquier planta nueva que introduzca. 

A veces no se ven los filamentos de limo verde adheridos en ellas pero, si los ve, quítalos. He dicho varias veces que llenar el estanque con agua de lluvia en lugar de con agua del grifo disminuirá significativamente el crecimiento de algas, y es cierto porque la primera no contiene los productos químicos que utilizan las algas como fuente para extraer nitrógeno. 

Hay que admitir que lo de llenar cada vez el estanque con agua de lluvia es más fácil decirlo que hacerlo. Pero sea cual sea el tipo de agua utilizada, es importante evitar que caiga fertilizante de las
partes adyacentes del jardín. Hay que tener especial cuidado con los recipientes de plantas colocados cerca del borde del estanque. Al echarles fertilizante líquido, es muy fácil que caiga un poco en el estanque, por lo que es aconsejable retirar las macetas del borde temporalmente mientras esté aplicándoles abono.

Una vez que el limo verde se ha establecido en un estanque, no creo que sea conveniente añadir productos químicos algicidas en el agua. Es posible que  maten las algas, y pueden incluso hacerlo sin dañar otras formas de vida del estanque, pero el resultado será limo verde muerto que se descompondrá en el agua y creará aún peores problemas. Sin duda, el mejor y casi único método de control es sacar el limo verde. 

Cuando digo sacar, quiero decir arremangarse y quitarlos si el estanque es bastante pequeño para alcanzarlo; otra posibilidad es enrollar el limo alrededor de una horquilla de madera (si el revestimiento es plástico no utilice una herramienta metálica) y tirar de él para sacarlo. Si es posible, es recomendable verter el limo dentro de una bañera vieja o  un recipiente similar para que los peces pequeños puedan escapar antes de convertirlo en compost.


Mucha gente me pregunta sobre el uso de filtros en los estanques de jardín, ya que ahora se anuncian y venden filtros mecánicos y biológicos. Yo he hecho experimentos con los dos pero no creo mucho en su valor; normalmente no los utilizo. El principio del filtro mecánico consiste en bombear agua continuamente a través de una especie de almohadilla filtrante que eliminan las partículas suspendidas, incluyendo las algas verdes. Son pequeños, están sumergidos y la misma bomba se puede utilizar para hacer funcionar la fuente. 

El filtro biológico bombea el agua a través de capas  que contienen
bacterias que digieren los desperdicios orgánicos y las algas convirtiéndolas en material inocuo. Aunque la bomba puede estar sumergida, el filtro biológico necesita una caja grande que debe ocultarse en algún lugar lejos del estanque - no es fácil si está en el centro de un patio pavimentado. 

El tercer aparato empleado para intentar limpiar el agua verde es el aclarador ultravioleta de agua, que hace pasar el agua a través de una cámara en la que queda expuesta a rayos UV que matan las células de las algas. Basta decir que ninguno le garantiza agua limpia y sin algas. Todos necesitan mucha atención y, aunque no puedo negar su valor en situaciones específicas - como los estanques con carpas de Koi -, no me acaban de parecer muy útiles para un estanque normal.


Fuente: Plantas acuáticas. Stefan Buczacki. Tursen Hermann Blume Ediciones.




domingo, 29 de diciembre de 2013

PROBLEMAS DE LAS PLANTAS

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Cómo aprender a identificar y tratar los problemas de las plantas



Hasta el jardinero más experto puede sufrir problemas causados por enfermedades y trastornos de las plantas, por estragos ocasionados por plagas y por plantas ahogadas por malezas. Siguiendo todos los principios del buen cultivo debería ser posible mantener estos problemas al mínimo. Sin embargo, en algunos casos graves, ocasionalmente resultará necesario diagnosticar un problema y después decidir qué acción es la correcta para resolver la situación.

Los tratamientos disponibles actualmente comprenden una diversidad de métodos orgánicos y biológicos, además del uso de productos químicos. Un buen manejo del jardín depende del aprendizaje de cómo evitar que estos problemas se den y, si esto fallara, reconocerlos en una etapa temprana, cuando se los puede tratar con mayor facilidad.

Plagas, enfermedades y desórdenes fisiológicos

La mayor parte de los síntomas de los problemas de las plantas son fáciles de observar. Un árbol, arbusto o planta puede no producir hojas ni florecer en absoluto. Los insectos – que pueden ser la causa de la mala salud de la planta – podrían verse en partes o en la totalidad. A veces, una infestación o enfermedad de las raíces se nota primero por síntomas en las hojas. Este articulo aporta información detallada acerca de cómo prevenir y controlar las plagas, enfermedades y trastornos fisiológicos que pueden causar dichos problemas.

¿Qué es una plaga?

Las plagas son animales que causan daños a plantas cultivadas. Algunas, como
las de babosas, caracoles y conejos, son bien conocidas; pero la mayoría son invertebrados pequeños, como ácaros, anguílulas, cochinillas y milpiés, que son plagas de plantas menos evidentes. El mayor grupo en esta categoría es el de los insectos. Las plagas pueden dañar o destruir cualquier parte de la planta y, en algunos casos, la planta entera. Se alimentan de varias maneras: chupando savia, minando hojas, desfoliando u horadando tallos, raíces o frutos. A veces ocasionan desarrollos anormales, conocidos por agallas. Algunas plagas dañan las plantas de manera indirecta, extendiendo enfermedades víricas o fungales, mientras que otras las recubren con un excremento azucarado que estimula el desarrollo de mohos tiznados.

¿Qué es una enfermedad?

Cualquier condición patológica ocasionada por otros organismos, como virus, bacterias u hongos. Las fúngicas son las más comunes, las bacterias
relativamente raras. Los síntomas varían en cuanto a su apariencia y gravedad, pero el desarrollo y la salud de la planta casi siempre se ven afectadas y, en ataques severos, incluso puede morir. La velocidad de la infección depende del clima y las condiciones de desarrollo. En algunos casos, el organismo causante de enfermedades (patógeno) se difunde por un portador, como un pulgón. El patógeno a veces es visible bajo la forma de una decoloración, como en el caso de las royas. Los síntomas como decoloración, distorsión o marchitamiento son señales típicas de infestación.

¿Qué es un trastorno?

Los trastornos están causados por deficiencias de nutrición o por condiciones de almacenamiento o desarrollo inadecuadas. Una temperatura, una alimentación o riego inadecuados o caprichosos, poca luz o condiciones atmosféricas insatisfactorias pueden llevar a trastornos fisiológicos. También pueden causar problemas las deficiencias en sales minerales, esenciales para el
buen desarrollo. Tanto el tiempo como las condiciones de cultivo o del suelo pueden afectar una gama de plantas. Los problemas se aprecian a través de síntomas como la decoloración de las hojas o el marchitamiento de los tallos. Una planta que carece de agua, alimento o las condiciones ambientales adecuadas parecerá enferma y estará mucho menos capacitada para resistir ataques de plagas o enfermedades fúngicas, víricas o bacterianas. A menos que los problemas se diagnostiquen y traten correctamente, las plantas afectadas podrían morir.

Prevención de problemas

Siempre compre plantas fuertes y vigorosas de aspecto sano. No compre las que muestran indicios de muerte desde los extremos o tallos descoloridos, que tengan hojas de un color anormal para la época del año o que estén marchitas o deformadas. No compre las que muestren señales claras de infestación por plagas o enfermedades. Examine el cepellón de los árboles y arbustos cultivados en contenedores: no compre si tuvieran las raíces apiñadas o poco desarrolladas.

Controle que la planta sea adecuada a su ubicación final, teniendo en cuenta el tipo, textura y pH del suelo, el aspecto del emplazamiento y si es resistente a las heladas. Plante con cuidado, asegurando que el suelo esté bien preparado y que las raíces estén correctamente extendidas. Cada tipo de planta tiene necesidades de riego, alimentación y, donde haga falta, podado. Si una planta estuviera muy enferma o atacada por plagas, sería imposible revivirla; debe retirarla, especialmente si el problema pudiera extenderse a otras cercanas. Si no prospera, intente descubrir la causa y trate de vencer el problema.

Control orgánico

Éste utiliza métodos naturales para ayudar a que las plantas se recobren y resistan a las plagas y enfermedades. Dichos métodos han jugado su papel en los jardines durante mucho tiempo, pero en años recientes han despertado mucho interés.

Tratamientos orgánicos y trampas

Algunos preparados químicos tienen un origen natural: por ejemplo el piretro se origina de la margarita de piretro. Otros tratamientos orgánicos son el polvo de rotenona, el jabón suave y el polvo de azufre. Estos pueden obtenerse en polvo o como rocíos líquidos; su uso es seguro y los daños por el rociado no son un problema. Pero son de corta duración y sólo actúan en contacto con la plaga o la enfermedad, por lo que requieren aplicaciones regulares y concienzudas. Las trampas orgánicas son de fácil construcción. Las tijeretas pueden atraparse con tiestos invertidos y las larvas del escarabajo de resorte con patatas o zanahorias viejas clavadas en un palo y enterradas. En los invernaderos, las moscas blancas (que son atraídas por el color amarillo) pueden atraparse con una tarjeta amarilla engrasada. Examine dichas trampas regularmente y deshágase de las plagas.

Plantado de acompañamiento

Ciertas plantas acompañantes, cultivadas junto a un cultivo, pueden ayudar a
reducir el ataque de plagas y enfermedades. Algunas hierbas de olor fuerte, como la hierbabuena o el ajo, pueden repeler plagas atraídas a las plantas por su olor, alejándolas de las plantas cercanas. Un plantado deliberado de plantas huésped puede alejar plagas de otras plantas o atraer predadores que coman tales plagas: como los mastuerzos (Tropaeolum) son susceptibles a los pulgones, plante claveles de la China (Tagetes patula) cerca, ya que éstas atraen hoverflies, que se alimentan de pulgones.

Plantas resistentes

Algunas plantas son resistentes al ataque de plagas y enfermedades. Los cultivadores han podido aprovecharlo y han producido cultivares con una resistencia frente a algunas plagas y enfermedades más alta que el promedio. Las plantas cultivadas resistentes comprenden algunas lechugas cabeza de mantequilla, raramente afectadas por el pulgón de la raíz de lechuga. Las plantas resistentes a las enfermedades incluyen algunos cultivares de tomates,
resistentes al moho de las hojas de tomate y la rosa trepadora ‘Maigold’, que muestra cierta resistencia a enfermedades como el moho polvoso, royas y la mancha negra.

En algunos casos, la resistencia parece total, pero aún una planta resistente puede sucumbir a una enfermedad dada si sus condiciones de desarrollo son pobres, o si otros factores, como el clima, la debilitan. Antes de comprar, controle si existen cultivares resistentes a plagas y enfermedades disponibles con facilidad. La disponibilidad de plantas resistentes varía de año en año, así que examine catálogos cada año para obtener esta información.

Higiene del jardín

Una de las maneras más efectivas de controlar las plagas y enfermedades es la buena higiene del jardín. Elija plantas vigorosas y asegure que tengan las condiciones óptimas de cultivo para un desarrollo eficaz. Examine las plantas para identificar un problema nuevo lo antes posible, ya que una infestación bien establecida es mucho más difícil de erradicar que una identificada y tratada de inmediato.

La eliminación de partes enfermas y algunas plagas, como las orugas blancas de la col, ciertamente ayudará a controlar infecciones cualquier resto de plantas enfermas o infestadas (o cualquier material sospechoso de lo mismo) debe quemarse; de otro modo, la plaga o el patógeno podrían sobrevivir, invernar y volver a infestar en primavera. La basura del jardín debe destruirse o, donde se pueda, convertirse en compost.

Rotación de los cultivos

La rotación de cultivos de vegetales cada 3 o 4 años ayudará a prevenir que las
plagas y enfermedades portadas por el suelo se establezcan y aumenten hasta un nivel peligroso. Aunque en el caso de las hortalizas se utilice una planificación de rotación estricta, vale la pena rotar anuales y bulbos en los casos posibles, pues reduce el incremento de enfermedades como la de las violetas y el abrasado de tulipanes.

Si cultiva un tipo de planta en el mismo suelo durante unos años también puede tener problemas. Si aparece una enfermedad como la de las violetas, retire las plantas y cultive otras no relacionadas botánicamente que no sean susceptibles en el emplazamiento.

Control biológico

Esta expresión describe la restricción del daño causado por plagas introduciendo enemigos naturales deliberadamente, como predadores, parásitos y enfermedades. En el interior del invernadero, donde las plagas pueden desarrollar una inmunidad a los químicos, a menudo es la única manera eficaz de controlarlas.

Este control biológico es menos practicable en las condiciones relativamente poco controladas del jardín, especialmente si usa pesticidas, ya que podrían matar los controles además de las plagas. No todas las plagas y enfermedades pueden controlarse con eficacia por controles biológicos adecuados; dado que efectúan más trabajos sobre la ecología de insectos y enfermedades, se podrán introducir mayores controles.

Controles de invernadero

Se pueden obtener controles biológicos para emplear en el invernadero de
proveedores especializados. Introduzca el control antes de  que las plantas estén muy infestadas, ya que puede tardar varias semanas antes de ser efectivo.

La mayoría de predadores y parásitos requieren temperaturas diurnas de 21º y una buena intensidad lumínica, con el fin de criar más rápidamente que las plagas. Restrinja el uso de pesticidas, ya que la mayoría es dañina para los controles biológicos; las excepciones son el pirimicarbonato contra pulgones y los jabones insecticidas, que controlan una gran gama de pequeños insectos y ácaros. Algunas de las plagas más problemáticas, como los ácaros araña roja, las moscas blancas y las larvas de gorgojos de viña, han desarrollado un grado de inmunidad tan alto a los pesticidas usados contra ellos que el control biológico es en la actualidad el único tratamiento eficaz disponible.

Animales de jardín benéficos

No todos los insectos y otras criaturas del jardín son dañinos. Muchos no sólo son útiles para la planta sino que resultan esenciales para su supervivencia; muchos frutos, hortalizas y flores dependen de la polinización a través de insectos, como las abejas de miel, para llevar el polen de una flor a otra, permitiendo la fertilización. En otros casos, algunas especies de predadores naturales pueden ayudar a controlar ciertos tipos de plaga y, por lo tanto, hay que estimular su visita al jardín. Los erizos, las musarañas, las ranas y los sapos se alimentan de muchas plagas que habitan en el suelo. Los pájaros ocasionan ciertos daños en el jardín pero esta desventaja está ampliamente
compensada por la cantidad de plagas de insectos que devoran. Algunos invertebrados, como los ciempiés, rapiñan plagas habitantes del suelo. Es posible diferenciar los ciempiés de los milpiés (que a menudo son dañinos) por el número de patas que lleva cada segmento de sus cuerpos: los ciempiés sólo tienen un par por segmento, mientras que los milpiés tienen dos pares.

Las arañas también son aliados útiles, ya que sus telas atrapan a innumerables insectos. Pero algunos insectos son valiosísimos. Las mariquitas son un ejemplar conocido en muchos países y tanto las larvas como las adultas se alimentan de plagas como los pulgones. Las hormigas y las avispas, cuyas actividades dañan algunas plantas, pueden ayudar al jardinero devorando otras plagas de insectos.

Control químico

Esta es la expresión utilizada para describir la acción de destruir las plagas y enfermedades por medio de la aplicación de compuestos sintéticos a las plantas o suelos. Aunque actualmente el énfasis acerca del control orgánico está en aumento, el uso responsable y frugal de químicos sigue jugando un papel valioso en el control de las plagas y enfermedades. Una combinación sensata de los aspectos más adecuados de ambos métodos a veces proporciona la mejor solución a estos problemas difíciles y recurrentes.

Pesticidas y fungicidas

La mayoría de los primeros (que se emplean para matar insectos, ácaros y otras plagas) y los segundos (que se emplean para controlar las enfermedades fúngicas) por bien funcionan por contacto o son sintémicos.

Los de contacto matan la plaga al arrastrarse sobre una superficie tratada o
cuando el producto los alcanza de lleno (al rociarlos). Los fungicidas de contacto matan las esporas fúngicas que germinan y evitan una infección ulterior, pero tienen poco efecto sobre los desarrollos fungales establecidos.

Los químicos sistémicos son absorbidos por los tejidos de la planta y luego el flujo de savia los transporta a toda la planta. Los fungicidas de este tipo, como el benomyl, el metiltiofanato y el carbendazim matan los hongos dentro de los tejidos de la planta. Los pesticidas sistémicos, como dimethoate y heptenophos se usan sobre todo para las plagas que chupan savia, y resultan menos útiles, salvo que estén mezclados con uno de contacto, contra plagas que tienen bocas masticadoras, como las orugas, escarabajos y tijeretas. Un rociado concienzudo de las plantas afectadas, especialmente la parte inferior de las hojas, resulta esencial para todos los pesticidas, especialmente con las plagas de invernadero persistentes, como la mosca blanca y los ácaros araña roja.

Los hongos tratados frecuentemente con fungicidas sistémicos también pueden desarrollar cepas resistentes. A veces se puede vencer este problema utilizando mezclas diferentes, pero en el caso de las plagas de invernadero el uso del control biológico ( en la medida de lo posible) es a menudo una alternativa mejor.

Formulación de preparados químicos

El ingrediente activo de un preparado químico mata el organismo, y su
fórmula determina su eficacia y uso. Los pesticidas y fungicidas están disponibles como líquidos concentrados, pulverizados y polvos (a los que se puede incorporar un humectante para asegurar la penetración del ingrediente activo), humos, cebos y líquidos diluidos listos para usar. Actualmente, éstos están formulados para asegurar su eficacia y seguridad óptimas, tanto para los jardineros como para el medio ambiente, y no se expenden los dañinos.

Fitotoxicidad

Algunas plantas tienden a sufrir reacciones adversas a fungicidas e insecticidas. Esto se conoce por fitotoxicidad. Frecuentemente, las instrucciones del fabricante enumeran las especies que no deben ser tratadas. Pero esas listas no pueden ser completas, ya que la reacción de plantas ornamentales a ciertos productos químicos es aún desconocida. Si duda si cierto producto es adecuado, primero pruebe el fungicida o el insecticida en una zona pequeña de la planta, para medir la reacción probable, antes de tratarla por completo. O, si cultiva varias plantas del mismo tipo, pruebe con una sola.

Otros factores, incluyendo la etapa de desarrollo y las condiciones medioambientales en las que la planta se encuentra, también podrían aumentar
la posibilidad de los daños por el producto utilizado.

Los plantones, esquejes y pétalos de flores son mucho más sensibles que el follaje maduro o variaciones en las condiciones de desarrollo u, por lo tanto, podrían verse negativamente afectados por el tratamiento. De manera similar, las plantas que padecen algún estrés nunca deben tratarse con productos químicos.

Para evitar efectos secundarios en plantas adultas, nunca rocíe a pleno sol o cuando el área que rodea las raíces esté muy seca, o si han sido expuestas a temperaturas muy altas o muy bajas.

Fuente: Enciclopedia de Jardinería
The Royal Horticultural Society

Editorial: Grijalbo



martes, 26 de noviembre de 2013

PLAGAS Y ENFERMEDADES DE LOS ROSALES

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES


Interesante reportaje sobre las plagas y enfermedades de los rosales



Como todas las plantas de jardín, los rosales se ven afectados por diversas plagas y enfermedades, pero el mildíu, la mancha negra y, en menor grado, roya, y varias especies de áfidos (pulgones) son las más habituales.

La mayoría de las enfermedades de los rosales, incluidas la mancha negra, la roya y el mildíu, están causadas por hongos microscópicos que necesitan humedad para que sus esporas germinen y crezcan. Pero al contrario de lo que a veces se piensa, no todos necesitan condiciones húmedas después. La excepción más importante es el tipo llamado mildíu polvoriento. Tras su germinación inicial, estos hongos crecen mejor en condiciones secas, justo las condiciones en las que crecen la mayoría de los Rosales Trepadores. Así pues, no es sorprendente que los Rosales Trepadores sean especialmente propensos a esta enfermedad.

No hay enfermedades bacterianas importantes en los rosales, pero a veces se
puede apreciar el efecto de un virus. Los síntomas son menos definitivos que los de las enfermedades fúngicas y suelen aparecer como manchas amarillentas en las hojas junto a un arrugamiento de las mismas. Los virus se pueden introducir en los tejidos de los rosales por plagas chupadoras de savia, como los áfidos, o por criaturas que habitan la tierra, como la anguílula (nematodos).

Los rosales tienen varias plagas animales; entre los más grandes están los mamíferos, conejos y ciervos en algunas zonas, pero los principales problemas están causados por plagas pequeñas, especialmente insectos. Todos los insectos por supuesto, son de sangre fría, por lo que su actividad y tasa reproductiva aumenta con la temperatura. Esta es la razón por la que son tan peligrosos para los rosales, sobre todo para los Trepadores que crecen en lugares protegidos. Las plagas de insectos se pueden dividir en dos grupos: los masticadores, como orugas y babosas, que pueden ser pocos en cantidad pero producen graves efectos al quitar trozos de hojas y flores; y los chupadores de savia, como los áfidos, que atacan en grandes cantidades, debilitando el vigor de la planta.

Dada esta información sobre cómo se multiplican las plagas y enfermedades, ¿qué se puede hacer para minimizar sus efectos? Primero, lo ideal sería seleccionar variedades que tengan una resistencia natural a las enfermedades más importantes. Esto limitará el número de rosales a elegir. Generalmente, es cierto que en proporción hay más rosales viejos propensos a las enfermedades, y proporcionalmente hay menos rosales de flores amarillas susceptibles a la mancha negra. Con los rosales nuevos, la susceptibilidad a enfermedades es un factor importante a evaluar en las nuevas variedades, y decisivo en su producción comercial.

Una segunda opción es hacer que el entorno sea menos atractivo para las plagas y enfermedades, pero no es fácil debido a la naturaleza de las plantas y el modo en que las cultivamos. Aun así, el cultivo de rosales trepadores en una espaldera al descubierto, sobre árboles y arbustos, en columnas y posiciones similares – de hecho cualquier cosa menos un muro de piedra o ladrillo – ayudará a que haya movimiento de aire alrededor de las plantas y aniden menos insectos y esporas. Cuando se cultivan rosales trepadores en muros, procure que el soporte se coloque separado unos centímetros de la superficie del muro para que haya circulación de aire detrás de las plantas. Puede crear un entorno
húmedo alrededor de las plantas procurando que el suelo esté bien húmedo y luego acolchándolo con materia orgánica alrededor de la base. El cultivo de rosales por separado y no en grupo, donde un problema puede pasar fácilmente de una planta a otra, resulta también menos favorable para plagas y enfermedades.

El tercer consejo es vigilar los primeros síntomas de ataque a principios de temporada y luego eliminar el problema. Pero no basta con quitar las zonas afectadas. Si el problema es recurrente, necesitará más atención y será más una cuestión de elección personal.

Control químico de plagas y enfermedades

Cualquier jardinero moderno sabrá que el abuso de productos químicos en el jardín dañará el ambiente. Muy pocos productos pueden discriminar entre insectos buenos y dañinos, algunos tienen desafortunados efectos secundarios en otros organismos (algunos insecticidas, por ejemplo, son muy dañinos para los peces) y otros pueden persistir en el suelo con desconocidas consecuencias a largo plazo. Debemos recordar que estos efectos pueden ocurrir tanto con los productos llamados naturales u orgánicos como con los artificiales. Por esto, yo aconsejo usar productos químicos de cualquier tipo con moderación, usarlos como opción final y seguir las instrucciones del fabricante. Sin embargo, si dispone de un pulverizador químico, merece la pena usar un insecticida y un fungicida combinados para combatir los principales problemas en una sola operación, lo que le ahorrará tiempo y dinero.

Últimamente han aparecido diferentes controles biológicos, y aún lo harán mucho más. Por desgracia, suelen tener un valor limitado para los rosales porque no hay controles biológicos para las enfermedades, sólo para las plagas, y los más eficaces son para uso en invernaderos o contra plagas que habitan el suelo, que no son las más peligrosas para los rosales.




Fuente: Rosales
Stefan Buczacki

Ediciones Blume


jueves, 5 de septiembre de 2013

Medidas preventivas en Agricultura

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES


ENEMIGOS QUE DEBEN COMBATIRSE EN AGRICULTURA



En Agricultura, si actúa con prudencia, respetando la rotación de sus hortalizas, gestionando bien los riegos, etc., su huerto no debería de sufrir infestaciones importantes.


Medidas preventivas

Adquiera la costumbre de inspeccionar cada día su huerto, aunque sólo sea en una visita rápida, para poder descubrir la eventual aparición de un inicio de infestación parasitaria. Con ello podrá intervenir, si es necesario, de un modo preventivo. En esta fase inicial, la eliminación de algunas hojas afectadas por la presencia de mohos puede ayudar a detener la infestación. Si esta medida no bastara, podrá realizar un tratamiento químico preventivo. Estos tratamientos son especialmente aconsejables para proteger los puerros contra el ataque de una pequeña mariposa, la polilla del puerro. Asimismo, tan pronto como aparezcan los primeros síntomas, no se olvide de tratar sus tomateras y sus patateras contra enfermedades como el mildiu, sobre todo con tiempo húmedo y caluroso.

Respetar los animales útiles

No espante ni expulse las especies animales que pueden ayudarle a proteger sus cultivos. Éste es el caso de las abejas, las mariquitas, los escarabajos
dorados y otros carábidos, las ranas y los sapos, que consumen grandes cantidades de babosas, y los erizos y la mayoría de los pájaros, que son grandes devoradores de larvas.

La lucha contra las babosas

Al igual que los caracoles, estos moluscos constituyen una preocupación permanente para los jardineros y horticultores, ya que son capaces de transformar rápidamente toda una hilera de bonitas lechugas en un verdadero encaje poco apetitoso. Para controlarlas, disponga en el suelo, cerca de las hortalizas de hoja más frágiles, pequeños montones de granulados a base de metaldehído, un producto especializado para los caracoles y babosas. Ponga estos montones bajo una teja para que sus perros y gatos no los husmeen y corran el riesgo de envenenarse. Una solución más ecológica consiste en depositar al atardecer, en medio de los cultivos cuando el tiempo es húmedo, viejos sacos mojados que servirán de refugio a los moluscos y que podrá eliminar a la mañana siguiente.

La protección contra los pájaros golosos

Los pájaros son útiles para el huerto salvo en el momento en que empiezan a salir fresas. Protégelas, así como los parterres que alojen semillas frágiles, cubriéndolas con una red de fibras sintéticas que mantendrá en su sitio mediante cordeles o estacas.

Precauciones durante los tratamientos químicos

Si decide tratar químicamente algunas de sus hortalizas o si realiza un
desherbado químico, tome las precauciones necesarias. Siga con atención las instrucciones indicadas en el embalaje del producto elegido y verifique, en particular, durante cuánto tiempo éste continuará siendo activo en el suelo, más aún si se plantea sembrar otras hortalizas. Aplique el producto cuando no haga viento para que no vaya a parar a las plantas vecinas. No incremente las dosis de empleo prescritas con la esperanza de aumentar así las probabilidades de éxito de su intervención. Tenga en cuenta que en los terrenos en pendiente, los productos químicos tienden a ser arrastrados hacia abajo por el agua de lluvia durante los chaparrones intensos. No fume ni coma mientras aplique los productos, y no se frote los ojos.

Para el equilibrio de su huerto sería muy perjudicial que se contentara con cultivar apenas 2 o 3 hortalizas, ya que entonces correría el riesgo de empobrecer el suelo y de que se desarrollasen enfermedades difíciles de detener. Un huerto digno de este nombre deberá acoger un buen número de especies vegetales. En ciertos casos, sin embargo, el tipo de suelo o el clima de la zona donde lo cultiva le obligarán a limitar el número de especies a elegir. 

La esparraguera, por ejemplo, sólo puede crecer en suelos arenosos, y a la berenjena, por su parte, le será difícil crecer en el norte y noroeste de España… Además de optar por una cuantas especies clásicas como la patata, la zanahoria y la judía verde, podrá recurrir a hortalizas menos corrientes o que no suelen cultivarse desde antiguo como el ñame de China, la alcachofera china o el alquequenje peruano, y disfrutar con ello al tiempo que diversifica su huerto.




Fuente: El Horticultor de la A a la Z
Michel Caron

Ediciones Omega



lunes, 1 de julio de 2013

Césped. Fitosanitarios y Medioambiente

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Césped. Fitosanitarios y Medioambiente


Fitosanitarios


Consideraremos en principio que el uso de los insecticidas, fungicidas y herbicidas fundamentalmente estarán condicionados a la funcionalidad de la zona encespada y a la calidad que deseemos conseguir en la misma. Teniendo como estandarte una premisa: preservar el  medio ambiente. El césped, como elemento componente de las zonas verdes en nuestras ciudades ofrecen sin duda, y como ya hemos visto, una serie de beneficios. Beneficios que potenciaremos o en su caso respetaremos con un correcto diseño, construcción y mantenimiento. 

Hemos comentado una práctica en el mantenimiento de las zonas cespitosas, la fertilización, que junto al uso de fitosanitarios y el riego constituyen, entre otras, las actuaciones o labores culturales más representativas que deben tener un respaldo técnico que avale su correcta aplicación, para que el usuario de estos medios alcance en el césped el grado de calidad deseado y sin que por ello afecte de forma negativa al medio ambiente.

Es poco frecuente realizar tratamientos en céspedes ubicados en zonas que no exigen tener una calidad media-alta, aunque ello estará influenciado, en cierta medida, por el acierto que en la elección de las especies para estas zonas hayamos tenido o por el manejo específico que el césped reciba durante todo el año. 

Es más usual el empleo de estos agroquímicos en espacios que
requieren una alta calidad, caso este de las cubiertas en parques públicos, jardines privados o, especialmente, en las superficies destinadas a la práctica de algún deporte como pueden ser el golf, fútbol, rugby, etc. Ya que estos últimos exigen alcanzar unos determinados parámetros cualitativos en la superficie de juego, que necesitan en cierta medida el empleo de fitosanitarios. Por ello, y por la ejecución de otras labores, estas áreas encespadas, especialmente en los greenes de los campos de golf, se convierten en las que más intensidad cultural en su manejo soportan, comparadas con otros cultivos agrícolas convencionales, requiriendo conjuntamente el uso de estrategias de mantenimiento intensivo para el control de plagas y enfermedades.

Aunque la mayoría de los productos plaguicidas comercializados en nuestro país son empleados en cultivos agrícolas convencionales y sólo una pequeña parte son usados en céspedes, especialmente en campos de golf y campos de fútbol, vamos a interesarnos para que el empleo de estos medios en estas superficies sea lo más racional posible y con ello afecte mínimamente al medioambiente. (En algunos países los departamentos oficiales competentes han requerido que algunas zonas con gran superficie cespitosa e intensivo mantenimiento realicen un programa monitor medioambiental para la utilización de varios productos químicos, incluyendo los productos fitosanitarios).


En principio debemos considerar la posibilidad de reducir el consumo de fitosanitarios o plaguicidas en la medida que podamos. En todo caso es importante que contemplemos la existencia de técnicas de aplicación que consigan una optimización de los tratamientos, empleando a la vez productos con bajo impacto ambiental o biológicos. Así y con igual fin, contemplaremos ciertas estrategias de prevención y lucha en las que podemos incluir una serie de labores culturales, selección de las especies resistentes, uso de fitosanitarios orgánicos e incluso controles biológicos entre otras.
En el caso que tengamos que aplicar los fitosanitarios debemos contemplar una serie de procesos relacionado con los mismos:

– Solubilización en agua.
– Retención por la materia orgánica y mineral.
– Degradación por los microorganismos de suelo
– Degradación química y fotodescomposición.
– Volatización y evaporación.

Intentaremos también reducir el potencial por contaminación conociendo entre otras las siguientes observaciones:

– Prestar especial atención en zonas que tienen una alta probabilidad por lavados, es decir zonas con alto contenido en arena y baja proporción de materia orgánica, zonas que posean un césped poco poblado o recién instalado, o zonas que reciban excesivos riegos o con un inadecuado sistema de riego.

– Seleccionar técnicamente el producto más adecuado y usarlo con precaución.

– Conocer las condiciones que puedan favorecer los lavados del producto, como pueden ser períodos de lluvias fuertes o excesivos riegos, y no dejar de usar el producto más apropiado realizando un correcto diagnóstico y una eficaz aplicación.

Los procesos que pueden intervenir en la potencial contaminación
de la zona estarán influenciados por la composición del producto en sí y por unas variables entre las que destacamos la temperatura, aportes de agua y clase de suelo. 
Sería conveniente que al aplicar los fitosanitarios conociéramos el potencial que existe de que en ese lugar se produzca una contaminación de aguas subterráneas o superficiales. Por ello conviene conocer los factores que pueden contribuir a ese potencial de contaminación, y conocer las características del producto y los valores indicadores de su poder contaminante.

Factores como alta solubilidad del producto, baja absorción por el
suelo, persistencia, baja volatilidad, etc., pueden orientarnos sobre el peligro de contaminación que puede existir al realizar la aplicación. La composición del suelo, como puede ser su granolumetría y su contenido en materia orgánica son parámetros imprescindibles a tener en cuenta. El sistema de aplicación y la estrategia de mantenimiento deben ser adaptadas, estudiados y controlados para reducir o evitar de igual modo la posible contaminación.

En general el lavado del producto es controlado por dos factores principalmente.

El primero considera los resultados de ciertas investigaciones
sobre lavado y volatización de algunos fitosanitarios y el segundo a la propiedades químicas del producto. Ya que algunas materias activas se adsorben fuertemente al suelo, otros no lo hacen o lo hacen muy poco. 

El segundo factor importante está determinado por el potencial lavado del producto o el tiempo que permanece en el suelo; de este modo el término de vida media es frecuentemente usado para describir la persistencia del fitosanitario medido en días o semanas.

El césped, como sistema, tiene un alto nivel de actividad microbiana que combinado con la materia orgánica que éste produce proporciona un medio que reduce las posibilidades de contaminación por fitosanitarios.

Un césped denso, fuerte y sano reduce el riesgo de lavados por fitosanitarios, más que cualquier otro cultivo, teniendo siempre en cuenta la zona en cuestión. Aunque los céspedes que no son densos pueden ser propensos a un lavado del fitosanitario, teniendo también en cuenta otras condiciones, tales como movilidad del producto aplicado y el movimiento del agua a través del suelo.


Muchos productos, entre ellos los organofosforados son fuertemente absorbidos en la capa de colchón o thatch y degradados microbiologicamente.
En algunos casos sólo una pequeña porción se llega a detectar en el
agua que ha percolado.

Los céspedes, comparado con otros cultivos agrícolas convencionales, son un excelente sistema para reducir lavados por pesticidas y fertilizantes. Sin embargo, en los casos que son intensamente manejados puede suceder que hasta el mejor sistema pueda no ser efectivo o tener pobres resultados si es inadecuadamente usado.

El responsable del mantenimiento de las zonas cespitosas, especialmente cuando se trate de una gran superficie en régimen de explotación, estará suficientemente cualificado, ya que será él quien marcará todas las directrices para que el césped alcance esa deseada calidad. Por ello el técnico especialista, al manejar una serie de conceptos con la finalidad, en este caso, de utilizar racionalmente los fitosanitarios, debe poseer una base agronómica
que interrelacione todas las actuaciones que intervienen o pueden
intervenir en la estructura del mantenimiento de estas zonas cespitosas. 

En muchas ocasiones no serán suficientes las recomendaciones que puedan recoger de cualquier medio o de cualquier persona. Tenemos que considerar que se deben manejar conceptos muy técnicos y situaciones cambiantes que pueden afectar de cualquier forma a los planteamientos que tengamos programados, que están dentro de la estrategia del mantenimiento, y con ello afectar, entre otras, a las aplicaciones de los fitosanitarios en el césped.
Es aconsejable llevar a cabo un seguimiento continuo que consiga el objetivo deseado, es decir mantener el césped con una calidad determinada, y no afectar negativamente al medioambiente.



Fuente: Manejo de céspedes con bajo mantenimiento en agua. 
             Consejería de Agricultura y pesca de la Junta de Andalucía.
             Rafael J. Monje Jiménez.