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lunes, 11 de noviembre de 2013

EMPLEO DEL COLOR EN DISEÑO DE JARDINES

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Algunas ideas básicas de como emplear el color en el Diseño de Jardines




Cada cual interpreta los estados de ánimo que crean los colores de distinto modo, y muchas personas cambian de humor según el tiempo, la hora del día o su estado emocional. Las personas con visión normal de los colores los perciben de distinta forma y el daltonismo es un fenómeno asombrosamente frecuente.

La elección del color depende sobre todo de las preferencias personales. Aunque existen unas normas fundamentales de diseño en cuanto a la utilización del color (entre ellas la de evitar contrastes tan obvios como el del anaranjado encendido con el rosa pálido). Éstas constituyen de hecho una simple guía para el uso de planos llanos de color básico. A menudo tienen muy poco que ver con las realidades de un jardín: la textura de las plantas, los cambios de luz, los variados matices de una gama cromática, la estación del año y el emplazamiento.

Las complejidades de la percepción del color

La clave para la percepción del color es la luz. Los colores suaves son preciosos a primera hora de la mañana, al anochecer o en tiempo húmedo o nublado. Bajo el sol mediterráneo, estos colores resultarían demasiado desteñidos, y los fuertes colores que serían excesivos bajo una luz tamizada destacan aquí en todo su esplendor. Por suerte, la naturaleza se ha encargado de que las plantas con flores de fuertes colores sean originarias de las regiones soleadas.

La húmeda luz de un clima templado es completamente distinta de la húmeda luz tropical o de la clara luz del desierto; la luz invernal no tiene nada que ver con la caliginosa luz de un mediodía estival y ambas difieren de la brumosa luz otoñal y de las apagadas luces del anochecer. Todas ellas ejercen efectos distintos sobre los colores, alterando las percepciones que tenemos de ellos y transformando el aspecto del jardín. Si desea utilizar el jardín a una determinada hora del día (por ejemplo, al anochecer) tenga en cuenta este detalle en el momento de elegir las plantas: las flores blancas pueden adquirir una insólita luminosidad a media luz, mientras que las de color azul oscuro pueden resultar invisibles.

Aparte de las condiciones climáticas, otros factores determinan también la percepción del color. El mar, por ejemplo, puede alterar la percepción del color, reflejando la luz hasta cierta distancia tierra adentro. Un edificio o una valla influirán también en los tonos del color o absorberán la luz: tanto si la superficie es brillante como si es mate, tanto si es de cristal, de piedra, de ladrillo o de madera, ésta influirá en la percepción de los colores de las plantas que tenga delante. Los colores por su parte también se influyen entre sí. Los múltiples matices del verde modifican cualquier color que tengan delante, al igual que los parduscos colores de un paisaje invernal. Las masas individuales de color de un grupo se influyen entre sí y afectan también a toda la plantación. Una plantación casi enteramente blanca con algún que otro toque de púrpura creará un determinado ambiente, pero, ¿qué decir de lo contrario, una plantación casi enteramente púrpura con algún que otro toque de blanco? El efecto de una será acusado y brillante mientras que el de la otra será sombrío y tranquilo.

Consideración del tipo de paisaje

En la época anterior a la introducción de especies foráneas y a la hibridación masiva, existía en todas las regiones una gama propia de colores. Para diseñar un jardín armonioso, conviene no alejarse demasiado de estas pautas, analizando la localización del jardín; el sabor característico de un lugar depende de su clima y de las configuraciones y colores de sus formas vegetales naturales.

El color de fondo puede ser el verde oscuro de las coníferas con el gris del granito, o bien el verde de las hojas caducas con el gris del granito, o bien el verde de las hojas caducas con el tono más suave de la piedra caliza y la arenisca. En las zonas gredosas, la vegetación autóctona pueden incluir una proporción de follaje verde con los verdes más oscuros del tejo o el boj. Aunque también existen flores de colores brillantes en las regiones templadas, las de colores realmente intensos proceden de climas más cálidos donde la intensidad del sol los acentúa. Por lo tanto, cuanto más cerca estemos del ecuador, tanto más brillantes serán las flores naturales de la zona.

Asociaciones estacionales de color

Tal como ocurre con los factores geográficos, existe una progresión natural de los colores dominantes a lo largo de las estaciones. Los pálidos colores primaverales se transmutan en azules a principios de verano; los rosas más fuertes de pleno verano se transforman en amarillos y bronces a medida que se acerca el otoño antes de pasar a los pardos tonos invernales. Cuando se eligen plantas para grupos individuales, conviene evitar el uso de ciertos colores sobre estos telones de fondo estacionales para evitar las notas discordantes. Evite, por ejemplo, el rosa pálido sobre fondo verde primaveral, el púrpura en pleno verano o las plantaciones de color azul intenso en otoño.

Incluso dentro de los confines de un jardín urbano con un telón de fondo de ladrillo y hormigón, se deben tener en cuenta los colores en relación con las estaciones. En las zonas templadas para que el aspecto resulte natural, pruebe los blancos y el amarillo limón en primavera; los rosas, los azules y los grises en pleno verano; algo rojo, pero, sobre todo, los amarillos a finales de verano; y algún bronce y púrpura en otoño.

Preferencias de color

Quedan, por supuesto, las preferencias más personales de ciertas combinaciones de color, los colores fuertes suelen ser más apreciados por los jóvenes que por las personas mayores por su carácter euforizante. De ello se deduce que, en el jardín, los colores fuertes podrán ser más adecuados si se asocian con algún tipo de actividad: en proximidad de una cancha de tenis, por ejemplo, o alrededor de una piscina. Los colores más suaves, incluyendo los distintos matices de gris y de rosa, resultan más relajantes y apacibles. Cambie del rosa al salmón, añada un toque púrpura y terracota, y la suave gama cromática adquirirá una mayor solidez.

El toque personal

Su estilo y sus sentimientos individuales sobre los estados de ánimo que producen los distintos colores serán los factores determinantes para la elección de los colores de su jardín, tal y como ocurre en la decoración de su hogar. Si el jardín es pequeño, el resultado de combinar los colores con los de la habitación adyacente influirá decisivamente tanto en el jardín como en la habitación. En el punto de conjunción entre ambos evite, por ejemplo, los contrastes de unas rosas rosa pálido con una pared de ladrillo o unas cortinas rojo anaranjadas. En cambio, si el jardín es más grande, cambie gradualmente sus colores de tal forma que, aunque las flores más cercanas a la casa armonicen con el interior, las del fondo del jardín se combinen con la valla, el seto o la campiña del exterior.

Se puede utilizar el color para mejorar la perspectiva: los tonos más fuertes de color (rojos, anaranjados y rosas) son más adecuados en la zona próxima a la casa, mientras que los colores fríos (azules y blancos), situados a cierta distancia de ésta, aumentarán la sensación de espacio.


Fuente: Nueva Enciclopedia de
PLANTAS Y FLORES

THE ROYAL HORTICULTURAL SOCIETY



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