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martes, 1 de octubre de 2013

PODA DE ARBUSTOS

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Diferentes tipos de poda y cuando realizarla




Los arbustos tienen un mayor atractivo cuando su desarrollo es natural, por lo que las labores de poda se reducirán a la eliminación de las ramas viejas o enfermas y a descargarles del exceso de ramificación para darles aire y luz, con lo que mejora su follaje, floración y fructificación.

Para podar correctamente un arbusto lo primero que se debe conocer es la forma que adquiere cuando crece libremente de esta manera no se deteriorará su estructura original.

Tipos de poda

Antes de podar un arbusto, es fundamental saber cómo florece y en qué estación, para evitar que deje de dar flores durante uno o varios años. Por lo tanto, se tendrá en cuenta sobre todo una poda: la floración. Según la época en que aparecen las flores, se diferencian dos grandes grupos:

 Floración verano – otoño: Los arbustos de hoja caduca que florecen en estas estaciones se podan durante el invierno, cuando no exista riesgo de heladas, o al final del mismo, porque la floración aparece sobre la nueva ramificación que la planta produce durante el ciclo vegetativo del año en curso. Éste es el caso de la budleya, que requiere una poda fuerte porque florece sobre madera joven.

Floración invierno primavera: Los arbustos de hoja caduca que florecen en

primavera se podan inmediatamente después de la floración. Esta labor se reducirá a un acortamiento de las ramas más vigorosas para que la planta tenga tiempo de producir nuevas ramificaciones con las yemas de flor que se abrirán en la primavera siguiente. Es el caso de la forsitia. Estas recomendaciones son igualmente válidas para los arbustos de hoja perenne, teniendo en cuenta que algunos de ellos poseen frutos decorativos. Si se podan, desaparecerá el fruto por lo que se aconseja realizar la poda cada cuatro o cinco años, ya que mantienen un crecimiento anual bastante moderado. Un ejemplo de este tipo de arbustos es el cotoneaster o el durillo.

Otros grupos de plantas

Trepadoras – como norma general, para la poda de estas plantas se atenderá a las indicaciones dadas en el caso de los arbustos, teniendo en cuenta siempre la época de floración. Dependiendo del tipo de especies y atendiendo a las características que presenten, se hará un tratamiento concreto.

Trepadoras nuevas – una vez realizada la plantación, se recortarán los brotes jóvenes para que produzcan una buena cobertura general. Los tallos más vigorosos se sujetan al soporte, cuidando de dañarlos, para conseguir una estructura equilibrada. A medida que la planta vaya creciendo, se irán
dirigiendo los tallos volubles sobre el soporte. A finales del invierno, los brotes laterales se recortarán dejando solamente una yema próxima a las ramas principales. Al año siguiente se repetirá la operación recortando cada rama por una yema que esté dirigida hacia la zona que interese cubrir. Este procedimiento puede hacerse con la glicinia.

Trepadoras que han crecido con pocos cuidados – hay que darles una poda de rejuvenecimiento, llegando hasta la estructura principal, para posteriormente volver a dirigirlas.

Las podas drásticas producen una pérdida de floración de uno o dos años, pero con los cuidados necesarios de agua y fertilizantes se recuperan de nuevo, como ocurre con el jazmín amarillo.

Trepadoras con órganos de fijación propios – estas plantas necesitan pocas intervenciones de poda una vez que están ya establecidas. Es importante tener en cuenta que cuando alguna especie se separa del soporte por accidente, es necesario cortar toda la parte desprendida. Los brotes jóvenes desarrollarán de nuevo la planta sobre el soporte. La hiedra es una trepadora de este tipo.

Setos – un seto puede ser una barrera, una defensa contra el viento, un laberinto o una separación entre los distintos elementos del jardín.

Como podar un seto perenne:

 Durante el primer año entre octubre y marzo se reduce la altura de las plantas a un tercio por lo menos. Así se conseguirá que las yemas basales crezcan
vigorosas y compactas, y se impide el desarrollo excesivo.

En el segundo año se hace una drástica poda invernal de las ramas laterales más vigorosas para garantizar un desarrollo más tupido.

A partir del tercer año, la planta se recortará dos veces durante la estación vegetativo (en mayo y agosto), de forma que el seto adquiera una forma trapezoidal.



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