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miércoles, 20 de febrero de 2013

SITUACIÓN Y DISEÑO DEL JARDÍN (SOMBRAS EN EL JARDÍN)


ARTE Y JARDINERIA Diseño de jardines

Como orientar y emplear las plantas y los árboles en Diseño de Jardines



En Diseño de Jardines hay que evitar las sombras inoportunas y orientar otras a nuestro gusto. La urbanización del solar propio y el terreno de nuestros vecinos definen desde el principio los lugares de sombra. Asimismo, hay que tener en cuenta que la proyección de sombras de árboles o setos no acaba tampoco en la linde de un terreno. La persona que adquiere un jardín ya diseñado se encuentra de todas formas ante hechos consumados, y en el caso de que la propiedad sea un alquiler o un arrendamiento las posibilidades de introducir cambios son aún más limitadas.

No obstante, en el jardín propio siempre se podrá reconducir un poco la luz y las sombras, o al menos introducir pequeñas correcciones y mejoras. En un jardín de nuevo diseño, el espacio da más juego, evidentemente. En esta situación, lo más importante es la elección de las plantas y su ubicación teniendo en cuenta la proyección de los rayos solares, ya que muchas veces no se piensa suficientemente lo que se pondrá en evidencia al cabo de unos años.

La planificación y el tratamiento que exige el emplazamiento de las sombras sin duda son detalles especialmente difíciles porque, conforme pasa el tiempo, el solar va sufriendo transformaciones al margen del crecimiento de las plantas. Por otra parte, con los años también pueden cambiar el gusto y las aspiraciones del propietario del jardín, de modo que tal vez prefiera crear zonas nuevas o sustituir algunas plantas por otras que requieran menos cuidados. Suponiendo que así sea, vuelve a plantearse la pregunta: ¿Se dan las condiciones de luz apropiadas o puedo eventualmente llegar a conseguirlas? Precisamente, en zonas de sombra, es más fácil adaptar el emplazamiento de las plantas a determinadas condiciones que al revés.

La planificación de las sombras

Si pretendemos diseñar un jardín en su totalidad, se recomienda siempre guiarse por un boceto. No obstante, aun cuando sólo se desee modificar una parte del mismo, un boceto resulta igualmente de gran ayuda. Asimismo, el hecho de contemplar durante un tiempo el terreno sobre el papel y desde distintas perspectivas puede aportar nuevas ideas. Para empezar, se traza un plano de todo el terreno y se copia varias veces para comprobar los resultados de los distintos proyectos. Y llegado a este punto se debería hacer lo que muy pocas veces se hace, a saber, incluir las zonas de sombras de distintos tipos en algunas copias. La situación de los elementos en el plano se puede estudiar en los meses de invierno, cuando el jardín está libre, si bien la progresión de las sombras debería observarse desde mediados hasta finales de junio, preferentemente en el momento en que el sol está más alto, hacia el día 21.

Para ello, se toman tres copias del plano, en el que se introduce la proyección de las sombras de los inmuebles existentes y los árboles por la mañana, a mediodía y al atardecer, por ejemplo en forma de superficies rayadas. La exactitud en la medición no importa tanto como reflejar sobre el papel la dirección que adopta la proyección de las sombras. Asimismo, es suficiente con distinguir entre sombras ‘ligeras’ e ‘intensas’, por ejemplo mediante un rayado más o menos pronunciado. Otra alternativa podría ser un plano donde se considerasen los tres momentos del día, diferenciados entre sí con la ayuda de letras, lo cual no pasa fácilmente desapercibido. Debido al cambio de hora del verano, para conocer el impacto del sol y las sombras de mediodía resulta determinante el tiempo que transcurre entre las once y las doce horas. Si hacen este esfuerzo, verán su jardín con otros ojos. Los cambios de luz que se suceden a lo largo del día difícilmente se perciben con tanta claridad y exactitud como con este método. El orden de las zonas del jardín se aprecia mucho mejor. En último término, pueden introducirse otras zonas de sombra aún no existentes distinguiéndolas con otro color, y de este modo diseñar el emplazamiento de los arbustos.

En el caso de los setos y grandes arbustos previstos deberían, por el contrario, marcarse de forma aproximada la proyección de las posibles sombras (¡en estado de crecimiento!).

Para establecer una valoración realista resulta de gran ayuda contemplar el jardín desde un punto elevado: puede ser muy conveniente contemplar a conciencia otros jardines desde el punto de vista de la distribución de las sombras y sus efectos, ya que siempre se pueden encontrar soluciones que se adapten bien al jardín propio.

Emplazamientos soleados


Según la organización del plano se plantean cuestiones decisivas para la vida en el jardín que se diseña: ¿Qué quiero? ¿Cuánta superficie necesito para ello? Y sobre todo ¿qué zonas requieren necesariamente sol? Las respuestas podrían ser las siguientes: un estanque con nenúfares, macizos de rosas, arriates de plantas vivaces de flor, un emplazamiento soleado para las horas de ocio, un huerto con hortalizas y hierbas aromáticas, un jardín de rocalla, arbolitos frutales o plantas mediterráneas y tropicales de cubeta. Sobre el papel, la pugna gira ahora en torno a las zonas soleadas y después se establecen compromisos. La zona de asueto soleada no puede estar en un extremo, a causa de los rayos ultravioleta; las verduras dan mucho trabajo, así que un rincón para lechugas, rabanitos y hierbas aromáticas puede ser suficiente. Por otro lado, las plantas de sombra son también muy bonitas, de modo que unas vistosas consueldas junto a las rosas pueden bastar…

Las zonas de plantas que necesitan al menos entre cinco y seis horas de sol diarias tienen ahora asegurado su sitio. Los lugares donde según el plano sólo hay sombras a mediodía son tan idóneos o incluso mejores que los que se encuentran a pleno sol. También entra en consideración un emplazamiento sombrío únicamente por la mañana.

De esta forma, todas las exigencias están cubiertas; no obstante, tampoco deben olvidarse las superficies de césped. Las mezclas de césped habituales suelen tolerar ciertos niveles de sombra, pero si las sombras son duraderas o incluso moderadas, éstas ya no se adaptan tan bien y la tierra se cubre de musgo. Al césped debería darle el sol más o menos durante medio día, sobre todo si es el lugar de todo el jardín en el que se realizan más actividades de ocio. De no ser así, se recomiendan mezclas de césped especiales para zonas umbrías. Las franjas de sombras luminosas o temporales no resultan dañinas para estas zonas del jardín ni tampoco para los grupos de plantas; todo lo contrario, ya que tanto las rosas como los céspedes y muchas vivaces las reciben con alivio en los días soleados y cálidos. De hecho, éstas también satisfacen al estanque, aunque en este caso el follaje de los arbustos de hoja caduca plantea problemas, por lo cual debe retirarse diariamente en otoño. Para cubrir parcialmente de sombras el estanque, se pueden encontrar arbustos considerablemente altos que se planten en su proximidad o en la orilla del agua.

Crear la sombra deseada

Muchos propietarios que tienen sombras cambiantes en su jardín tal vez pasarían por alto este apartado. No obstante, en ocasiones se da el caso de que el sol del verano resulta indeseable en ciertas zonas del jardín, como corroboran cientos de miles de compradores de sombrillas. Proteger el lugar de ocio del cálido sol del mediodía es un deseo muy común.


Fuente: El Jardín de Sombra
Joachim Mayer


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